La generación de métricas sobre el desarrollo de gobierno electrónico (e-gobierno) se ha convertido en una labor cada vez más recurrente, en la búsqueda de hacer empatar sus beneficios con las necesidades del ciudadano electrónico (e-ciudadano).
Por ejemplo, el Índice de e-Gobierno de la ONU dimensiona el conjunto de los servicios gubernamentales en línea, el capital humano y la infraestructura de telecomunicaciones, con el objetivo de ofrecer aproximaciones cuantitativas en torno al aprovechamiento de plataformas digitales para optimizar la interacción entre e-ciudadanos y e-gobierno.
Este indicador posiciona a México en el lugar 59 de 193 miembros de la ONU evaluados y en el lugar número ocho entre los países de Latinoamérica y el Caribe.
En un contexto de continua adopción de Banda Ancha Móvil (BAM) y smartphones en México, el desarrollo de métricas relativas al gobierno móvil (m-gobierno) es relevante para la evaluación de los esfuerzos que las administraciones públicas realizan en esta materia.
Al respecto, The Social Intelligence Unit (www.the-siu.net, think tank dedicado a la medición y análisis de impactos sociales de las TIC) analizó una muestra de 75 aplicaciones del gobierno federal/paraestatales y encuentra que, en promedio, esas aplicaciones son descargadas 24,821 veces, con 45% mayor frecuencia que la misma medición del 2015.[1]
Respecto a la medición de satisfacción en el uso de estas aplicaciones, la calificación promedio asignada por los usuarios en tiendas de descarga para el 2016 alcanzó 3.9 puntos de un máximo de 5, que muestra un ascenso de 21% respecto al análisis del 2015.
Estos indicadores en materia de adopción y satisfacción del gobierno federal dependen de la infraestructura de adopción social de conectividad y disponibilidad de dispositivos. Se estima que, al cierre de este año, la penetración de smartphones alcanzará 83%, mientras que las conexiones de BAM ascenderán a 58.4 millones, equivalente a un coeficiente de adopción de 47.5 por ciento.
Al respecto, The-SIU ofrece algunas explicaciones sobre incongruencias entre el desarrollo del m-gobierno y la creciente adopción de servicios y dispositivos móviles. En primer lugar, señala que la frecuencia de actualización de las aplicaciones se prolongó, al pasar de 271 días en el 2015 a 375 días en el 2016. Ello no se alinea con el hecho que los sistemas operativos móviles se actualizan cada año o en un plazo menor, lo que resulta en una alta probabilidad de que las aplicaciones gubernamentales pierdan funcionalidad total o parcial.
Por otro lado, el análisis sugiere que las aplicaciones no se difunden ampliamente en medios digitales, en particular, en las redes sociales y páginas web oficiales de los organismos gubernamentales.
Tan sólo 51% de las aplicaciones analizadas alcanzó publicidad en las páginas web oficiales con links directos para su descarga. En el caso de los perfiles de Facebook, sólo 32% de las aplicaciones fueron anunciadas en publicaciones, mientras que se identificaron tuits de promoción sólo para 36% de estas aplicaciones.
Estas métricas constituyen un mecanismo de evaluación al desarrollo del m-gobierno en México. Por un lado, se identifican resultados positivos en materia de adopción y satisfacción de los usuarios por el uso de aplicaciones del gobierno federal.
A su vez, permiten definir posibles soluciones para armonizar con la realidad del mercado en términos de adopción de dispositivos y conectividad móviles. Todo ello, con el objetivo de materializar una plena interacción entre el m-ciudadano y el m-gobierno.
[1] The Social Intelligence Unit, “Aplicaciones del gobierno federal: métricas y avances”. Disponible en: http://www.the-siu.net/nwsltr/SIU_28.html.