Javier Tejado
Reforma
La Administración saliente del Presidente Calderón entregó recursos y frecuencias para intentar consolidar un modelo de radio, pero sobre todo de televisión pública Sin embargo, el modelo fue un fracaso, pues centralizó los controles de este modelo de TV pública en Los Pinos, bajo el liderazgo de Fernando Sariñana, lo que molestó a la comunidad del Instituto Politécnico Nacional (IPN), quienes vieron cómo su Canal 11 pasaba a ser oficialista y a coordinarse con autoridades como la Secretaría de Gobernación (SG).
El modelo también falló, pues el Gobierno federal en lugar de asignar nuevas frecuencias a los medios públicos ya establecidos (el Instituto Mexicano de la Radio, IMER; el Canal 11 del IPN; y, el 22 de Conaculta), otorgó frecuencias para 13 nuevas estaciones de televisión a la Secretaría de Gobernación y está por entregarle frecuencias para otras 14 estaciones. El actual modelo tan fracasó que su cabeza, el propio Sariñana, dejó el barco 2 años antes de que concluyese la actual Administración. Pero surgen varias interrogantes a un par de meses de que concluya la gestión de Felipe Calderón e inicie la de Enrique Peña Nieto. Para empezar, ¿el Gobierno panista le va a dejar al entrante Gobierno priista 27 estaciones de TV a cargo de una instancia política como Gobernación? 0 ¿finalmente va a ceder esas frecuencias al Canal 11 o al 22?
El Gobierno calderonista discute, ahora, quitarle a la SG las frecuencias de TV para que no sean usadas políticamente y las estaría entregando a los medios públicos federales (donde debieron haber estado desde un inicio). También surge la duda si con la licitación de nuevas frecuencias de TV que planea la actual Administración se dejarán canales digitales de TV suficientes para crear una red nacional pública que pueda cubrir todo el país. De lo contrario, seguirán con coberturas parciales estos importantes espacios públicos.
El contenido de los medios concesionados (Televisa, TV Azteca, Imagen, Milenio, SIPSE y las nuevas que se van a licitar) es similar. Pero falta una visión de medio público que no tenga como objeto la comercialización y la generación de audiencias para subsistir como canal de TV Hace falta una oferta que tienda a asegurar el Estado para contenidos culturales, científicos, educativos y de producción independiente. Esta oferta programática es de “nicho” y no la realizan en ninguna parte del mundo los medios privados. Sin embargo, medios públicos tales como la inglesa BBC, la norteamericana PBS o la alemana Deutsche Welle complementan la oferta privada justo con este tipo de contenidos.
En nuestro País se dedican enormes cantidades de dinero a nuestros medios públicos. El Canal 11 recibirá este año 638 millones de pesos. El Canal 22,253 millones de pesos y las estaciones que tiene la SG se estima que ejerzan cerca de 300 millones de pesos. Pero estos enormes recursos no han hecho que sus contenidos permeen en la opinión púbica. Todo lo contrario, los medios públicos están tratando de parecerse a los medios privados. Lo que no hace sentido alguno ni complementa la oferta audiovisual mexicana.
Aunque estos temas siempre son complejos, se hubiera requerido más planeación de la Administración que concluye. No que ahora que está a 60 días de dejar el cargo esté pensando como desembarazar a la SG de canales de TV La nueva Administración también tiene retos: garantizar la libertad de expresión y opinión a los medios públicos actuales y a sus periodistas que, con enormes dificultades, han ganado su lugar con la audiencia Me refiero en particular a los noticiarios del IMER, a los del Canal 11 y a Notimex.
** Cambiando de tema…
El periodismo se ha convertido en México en una labor peligrosa Varias decenas de periodistas han muerto en los últimos años y muchos otros han tenido que dejar de publicar sus reportajes por amenazas. De igual manera, el clima de linchamiento de algunos sectores afines a la izquierda contra instituciones públicas o medios que no simpaticen con sus agendas es notable Funcionarios del IFE y del TEPJF recibieron todo tipo de amenazas en los últimos meses.
Es condenable que se pretenda restringir la libertad de expresión en nuestro País. Esto sucede desde la Tribuna del Congreso, en la que diputados de “izquierda” arrebatan los micrófonos a los diputados que no piensan como ellos, pero también en los ataques a diario desde el conveniente anonimato de las “redes sociales”. En las últimas horas ataques físicos contra periodistas se han hecho públicos. Este tipo de intolerancia no se debe de permitir. Qué bueno que este fin de semana Adela Micha tomó el ataque en su contra con humor. Y también qué afortunados los periodistas de Milenio, en Chiapas, que lograron sortear una agresión. La moda que algunos pretender establecer -de acallar mediante amenazas las voces con que disienten- es una práctica que todos debemos condenar.