Javier Tejado Dondé | Reforma | 12 de junio de 2012
Ha sido muy relevante la noticia de que el Gobierno federal, a través de la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel) pretende entregar nuevas estaciones concesionadas de televisión. Lo que no ha ocurrido en los últimos 18 años. Aunque sí hay que aclarar que se han venido entregando cientos de estaciones permisionadas de televisión en el mismo número de años.
El proceso para que entren en operación las nuevas estaciones de televisión no será sencillo. Básicamente, la Cofetel enfrentará dos tipos de problemas: litigios al ser acusada de actuar parcialmente e incertidumbre tecnológica para avanzar en la penetración de la TV digital.
En la parte de los litigios, el Congreso de la Unión aprobó en 2006 una serie de reformas que permitían que se licitasen nuevas estaciones de radio y de televisión. El modelo que se implemento para radiodifusión fue una copia del exitoso modelo que se había implementado para licitación de espectro para servicios de telecomunicaciones. Básicamente, el mecanismo para definir ganadores, entre finalistas que habían cumplido todos los requisitos previos de idoneidad, era la puja económica. Sencillamente, el desempate entre los que habían cumplido todos los requisitos (nacionalidad, idoneidad, plan financiero y programación adecuada) era mediante una subasta económica Así, quien cumplía los requisitos y además ofrecía al Estado mexicano la mayor cantidad de recursos se quedaría con las nuevas estaciones de radio y de TV.
Algunos legisladores decidieron que el mecanismo ya probado por la Cofetel, desde 1996, y aceptado por tribunales mexicanos, no les gustaba, por lo que acudieron a la Suprema Corte. Y para sorpresa de todos, la Corte declaró inconstitucional el mecanismo para que hubiera nuevas estaciones de radio y de televisión. Así que desde 2006 las autoridades mexicanas han tratado de diseñar un esquema que, quitando el factor económico, les permita licitar nuevas estaciones
La verdad es que la Corte vino a complicar las cosas. Lo que es irónico, pues supuestamente la Corte pedía una gran pluralidad en la oferta de contenidos de radio y de TV. Pero los Ministros pusieron un dique para la entrega de nuevas concesiones que parece infranqueable. ¿Cómo asignar concesiones de radio y TV sin el mecanismo objetivo del desempate económico? Algunos dicen que con base en la programación que ofrezcan los solicitantes, pero gran problema es que la ley de la materia habla de “libertad programática”. Así que si hoy tengo una estación que transmite música clásica y la quiero cambiar a transmitir lucha libre, no hay quien lo impida ¿O qué tal asignar las concesiones a pobladores locales? Entonces el tema sería uno de discriminación entre nacionales.
Ante tanta incertidumbre, la Cofetel, sabiamente, va a iniciar la entrega de estaciones de radiodifusión, de forma experimental, en la península de Yucatán. En esta zona del País hay mucha disponibilidad de frecuencias y se hará el esquema “piloto” para ir creando criterios administrativos y judiciales que permitan entregar con certeza nuevas estaciones de radio y TV. El panorama no se ve sencillo para la autoridad, pues habrá que ver qué criterios ratifican jueces y magistrados. Lo que podría llevar años.
Así que en este tema hay varios artículos de la llamada “Ley Televisa” de 2006 que justamente permitían una competencia más inmediata y certera en el sector de la radiodifusión. Ahora, la autoridad tendrá que ir probando sobre la marcha la objetividad de sus criterios en tribunales.
El otro tema, la digitalización de la TV, es un problema técnico. El Gobierno planea entregar estaciones de TV digitales. Esto es la nueva tecnología que se está usando en el mundo y que aquí, en teoría, debería estar adoptada para fines de 2015. Pero la realidad es que esta Administración ha enfrentado problemas al interior para avanzar la TV digital: entre la SCT y la Cofetel han peleado el liderazgo del tema; la Secretaría de Economía no ha logrado impedir la importación a México de televisores de desecho provenientes de EU; el INEGI no tiene una medición exacta de la penetración de la TV digital en el País: la Secretaría de Desarrollo Social no tiene un esquema para repartir los televisores (o decodificadores) en el interior del País, y Gobernación no tiene una campaña de comunicación para concientizar a la gente sobre el cambio de televisores analógicos a digitales. Total que no hay nada hecho.
En ambos temas, licitaciones y el tecnológico, vamos a contracorriente del resto del mundo. Tiene que ver con una desorganización en el Gobierno y con una Suprema Corte que se apresuro a dictar criterios, desconociendo precedentes que darían certeza a los nuevos entrantes a la radio y a la televisión.
Ahora el reto será encontrar un mecanismo que permita que existan más estaciones de radio y televisión. Mecanismo que a simple vista no se ve sencillo.