2018-10-30
La pregunta es: ¿cuál es el justo medio? Parece que en México los gobiernos en turno no están preocupados por la eficiencia de estos organismos, sino por el rédito político que les deja: Peña los usó para cimentar su legitimidad y López Obrador, para cimentar su poder. Lo que menos importa son los resultados.
De un “Pacto por México” en donde, en el 2013-14, una coalición de partidos (PRI, PVEM, PAN y PRD) reformaron varias leyes y crearon nuevos organismos especializados — muchos de ellos con autonomía del propio Ejecutivo federal— ahora, otra coalición de partidos (Morena, PT y PES) viene a la inversa, a cambiar leyes y desarticular organismos. Un vaivén que puede ser muy costoso para el país.
Dentro del pacto que lideró el presidente Enrique Peña Nieto se reformaron leyes y surgieron nuevas o reformadas instituciones: el Instituto Federal de Telecomunicaciones, la Comisión Federal de Competencia Económica, la Comisión Nacional de Hidrocarburos, la Comisión Reguladora de Energía, el Instituto Nacional Electoral y el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, entre otros.
Varios de estos organismos fueron literalmente un invento del Pacto por México y en el resto del mundo, varias de las facultades que les cedieron a éstos son inherentes al gobierno en turno, pero en México nos fuimos al extremo en su creación. Aplica que para todo creamos órganos autónomos: una “organititis”. Esta, incluso fue avalada por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, institución internacional que se prestó a avalar su creación.
Para el gobierno priísta, la creación de estos órganos no fue en realidad un problema, dado que, con su amplia mayoría legislativa, en la primera mitad del sexenio pudo imponer mayorías en los plenos de estos órganos.
Y ahora que han entendido su misión y empiezan a dar resultados, inicia una corriente contraria para desaparecerlos y/o incorporarlos de nueva cuenta al Ejecutivo federal.
Los primeros en la lista son los organismos especializados en materia energética: las Comisiones Reguladora de Energía y la de Hidrocarburos. Y es que el pasado 18 de octubre varios legisladores de Morena presentaron una iniciativa de reforma a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal para incorporar (sectorizar) ambos organismos a la Secretaría de Energía (Sener) que va a dirigir Rocío Nahle.
Con lo anterior, la autonomía con la que en México se fijaban las políticas energéticas parece tener los días contados.
Le sigue el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), pues en la misma iniciativa que presentó Morena hace un par de semanas se plantea que se transfiera a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), que va a dirigir Javier Jiménez Espriú, la “política nacional en materia de acceso y uso de tecnología de la información y comunicaciones”.
De acuerdo con la exposición de motivos que presentó el diputado Mario Delgado, las tecnologías de información y comunicaciones (TIC) son “el conjunto de medios (radio, televisión y telefonía convencional) de comunicación y las aplicaciones de información que permiten la captura, producción,almacenamiento, tratamiento y presentación de informaciones en forma de voz, imágenes y datos contenidos en señales de naturaleza acústica, óptica o electromagnética”.
La elaboración por parte de la SCT de una política nacional para el acceso y uso de servicios de radio, televisión, telefonía u otros, implicaría una clara invasión de las facultades conferidas, en 2013, al IFT. Al mismo tiempo, de la transición surgen versiones que apuntan a volver a sectorizar la Comisión Federal de Competencia Económica en la Secretaría de Economía, como era hasta antes de 2013.
Total, que de un Ejecutivo federal que fue cediendo poder y creando organismos especializados para fines regulatorios, tendencia que se acrecentó hace un par de años con el Pacto por México, ahora vamos aceleradamente en sentido inverso.
La pregunta es: ¿cuál es el justo medio? Parece que en México los gobiernos en turno no
están preocupados por la eficiencia de estos organismos, sino por el rédito político que les deja: Peña los usó para cimentar su legitimidad y López Obrador, para cimentar su poder.
Lo que menos importa son los resultados.
Pero ahora vamos al punto de inicio, hace 30 años, cuando estos organismos empezaron a surgir. Este cambio puede afectar la evaluación que calificadoras internacionales hacen de México, más que la cancelación del nuevo aeropuerto en Texcoco.
Así que si se les va a modificar, vale que la nueva coalición gobernante no sólo tenga los votos para ello,que de sobra los tiene. Debe dar una explicación lógica y garantías para que la inversión que está viniendo a México no busque otros destinos.
Una triste conclusión es que tanto el régimen del priato, como ahora el morenismo, privilegian crear instituciones que sirvan a sus fines, y no tanto instituciones que sirvan a un mejor desarrollo del país. El reto que tenemos es consolidar instituciones que perduren más allá del cambio de regímenes y que generen certidumbre. Creo que aún estamos lejos de ello.
Cambiando de tema… *Democracia para niños: el pasado jueves en la Feria Internacional del Libro del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, la magistrada María del Carmen Carreón presentó un cuento de su autoría titulado: Explorando la Democracia, que por lo que se ve es un esfuerzo importante para trasmitir a los niños y niñas desde temprana edad valores como la democracia, pues ésta es una forma de vida y no una moda. Es de reconocerse esta iniciativa al tratar de acercar temas tan complejos como éste a niños y jóvenes.