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Comisiones bancarias: confusión y falta de reflejos

Se trata de un tema en el que es muy fácil caer en la tentación de las comparaciones sin contexto.

2018-11-13

Vaya marejada la que provocó el jueves pasado el mero anuncio de que el coordinador del grupo parlamentario de Morena en el Senado de la República, Ricardo Monreal, presentaría una iniciativa para prohibir, a través de la legislación, diversas comisiones que cobran los bancos por distintos tipos de servicios bancarios e incluso prohibir el cobro de intereses moratorios una vez que hayan transcurrido cinco días después de la fecha límite de pago.

Se trata de un tema en el que es muy fácil caer en la tentación de las comparaciones sin contexto. Este lunes mismo veía que una senadora de la misma bancada repetía en redes una infografía en la que se muestra el porcentaje de los ingresos que proviene del cobro de comisiones de cinco bancos, en México y el que sería el país sede de la matriz de cada uno de eso cinco bancos. El comparativo visto a simple vista provoca que uno piense que acá se cobra mucho por comisiones, cuando eso no es lo que dice el cuadro que presentan.

Para empezar, es necesario entender que, si los ingresos de un banco en México provienen en un mayor porcentaje de comisiones que los ingresos de ese mismo banco en otro país, bien puede ser porque, en ese otro país, ese mismo banco obtiene ingresos importantes de la actividad central de un banco: el otorgamiento de crédito. Las preguntas que deberían hacerse los senadores de Morena es ¿por qué en México no se otorga crédito en las mismas magnitudes que en otros países? ¿cuáles son los factores que impiden que en México los bancos canalicen más crédito a los hogares o pymes? Porque en la medida en que se pudiera canalizar más crédito a la economía en nuestro país, esos porcentajes de ingresos provenientes de comisiones serían mucho menores. El problema no son las comisiones en sí mismas. Son otras cuestiones, como la tasa de impago en México frente a la de otros países; el grado de bancarización de nuestra economía; las complicaciones jurídicas para que los bancos puedan recuperar activos de clientes que dejan de pagar frente a lo que ocurre en los países que se comparan, entre otros.

Prohibir comisiones irremediablemente se traducirá en nuestro país en un incremento en las tasas de interés, lo que perjudicará más a los usuarios de menores ingresos. Prohibir comisiones va en sentido contrario del proyecto de la Oficina de la Presidencia que encabezará Alfonso Romo para incrementar sustancialmente la bancarización del país o va en contra de la idea de incrementar el universo de clientes de lo que será el Banco del Bienestar. Ya vimos los primeros efectos de estos anuncios: un incremento en la volatilidad, que tanto daño hace al crecimiento de la economía de un país, porque tiende a frenar proyectos de inversión. Empezar a prohibir vía ley que sí pueden cobrar los bancos y qué no es equivalente a pensar nuevamente en los controles de precios que tanto daño le hicieron a México en las décadas de los 70 y 80. ¿Qué sigue después? ¿introducir controles sobre las tasas de interés? En los hechos, estamos hablando de una forma de pegarle a la autonomía del Banco de México, órgano que hasta el día de hoy ha gozado de una enorme reputación y credibilidad justamente por la autonomía de la que ha gozado desde hace más de 20 años. Lamentablemente, en este episodio parece que optaron por hacer mutis, no vaya a ser que les reduzcan más el sueldo. Valiente legado de 24 años de autonomía.

Por su parte, preocupó de sobremanera la falta de reflejos de Carlos Urzúa, futuro secretario de Hacienda y Crédito Público, para salir a enviar un mensaje contundente, creíble, que inhibiera desde muy temprano los temores en los mercados. No supieron actuar a tiempo, eso es lo que más preocupa. La lentitud de reflejos puede ser muy dañina.

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