Eduardo Ruiz Vega
La Razón
Uno de los orgullos de este sexenio ha sido la creación de CFE Telecom, la división de esta paraestatal encargada de operar la red de fibra óptica que utilizando los derechos de vía del cableado de alta tensión recorre a lo largo y ancho el país.
El proyecto es importante y se fraguó gracias a la visión del que fue director general de la Comisión Federal de Electricidad durante casi dos sexenios, don Alfredo Elías Ayub.
A pesar de las bondades inherentes a CFE Telecom, en los hechos la actuación de esta paraestatal ha decepcionado a propios y extraños. Por principio de cuentas, desde hace años la CFE decidió, sin más, violar la ley al impedir a las empresas concesionarias instalar fibra óptica en sus derechos de vía para generar un mercado para su propia red, la cual se instaló con el presupuesto que pagamos todos los mexicanos.
La actitud prepotente de la CFE no fue sancionada. No, casi le aplauden todas las autoridades que conforman su órgano de administración y además contó con la connivencia del órgano antimonopolios, la Comisión Federal de Competencia. Por si fuera poco, la CFE solicitó a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes una concesión, la cual incumple con el mismo cinismo con el que mantiene desaprovechado un activo que es de todos los mexicanos.
El título de concesión de la red pública de telecomunicaciones de la CFE es, al igual que el de Telmex, un título asimétrico. A la CFE se le limitó proveer servicios al usuario final y se le impuso la prohibición expresa de subsidiar la operación de su negocio de telecomunicaciones con el presupuesto que se le otorga para la prestación del servicio público de energía eléctrica. La función de CFE Telecom es clara: fungir como un carrier de carriers para aumentar la competencia, disminuir los precios y romper el monopolio que Telmex tiene y mantiene en las comunicaciones interestatales.
Pero no. La CFE no está interesada en cumplir con su función de interés público. Se asume, como su slogan lo dice, en una “empresa de clase mundial” y como tal especula y obtiene rentas monopólicas. Utiliza su capacidad de compra para beneficiarse al adquirir equipo y ataca agresivamente el mercado gubernamental depredando a sus competidores. Eso sí, un gran logro de este sexenio fue conseguir que el monopolio eléctrico licitara un par de hilos de fibra óptica en un proceso fallido que tuvo un solo postor. Que facha…
Por si fuera poco, la CFE acaba de anunciar una expansión agresiva, de miles de kilómetros, en su red de fibra óptica. La pregunta obligada es ¿Para qué la quieren expandir si no la usan? ¿Por qué los mexicanos tenemos que subsidiar la construcción de otro monopolio? En fin, este asunto creo que amerita ser revisado, con lupa, por la siguiente administración federal.
Mensaje Corto: La voracidad de la CFE en el mercado de las telecomunicaciones ha sido contagiosa. La extinta Luz y Fuerza del Centro y el SME también le echaron ojo al sector y, en lugar de honrar un convenio firmado con una concesionaria privada, le aventaron toda la fuerza del Estado para incumplirlo y, de paso, revocarle la concesión. TIM (This is Mexico).