El anuncio del gigante de las telecomunicaciones estadounidense, AT&T, respecto de su intención para adquirir, a cambio de una suma multimillonaria, al operador satelital de televisión de paga DirecTV, generó expectativas y convulsión en los mercados de valores internacionales. No es para menos, la adquisición de DirecTV por parte de AT&T, modifica de manera significativa el terreno de juego en el que compiten los operadores de telecomunicaciones en los Estados Unidos y en América Latina, incluyendo nuestro país.
La AT&T de hoy es, en realidad, el conglomerado empresarial que resurgió de la partición de la icónica American Telephone and Telegraph Company, fundada en 1885 y desincorporada en varias compañías por virtud de un decreto judicial en 1982.
A partir de la resolución referida en el párrafo anterior, respecto de la cual la AT&T original se allanó después del proceso originado por una demanda judicial en materia de competencia económica, promovida en su contra por el Departamento de Justicia del vecino país, la operación local del principal operador telefónico de los Estados Unidos fue dividida en siete compañías regionales, conocidas como las “Baby Bells”, desligadas de otros centros de negocios como el servicio de larga distancia y la fabricación de equipos de telecomunicaciones.
Una de las compañías regionales Bell resultantes del proceso de desincorporación de AT&T, denominada entonces como Southwestern Bell Corporation, con operaciones principales en los estados de Arkansas, Kansas, Missouri, Oklahoma, Texas y porciones de Illinois, inició, a partir de su nueva existencia, un proceso agresivo de adquisiciones y expansión que la llevó a convertirse, en tan sólo unos años, en un conglomerado empresarial perteneciente a los primeros lugares de la lista de las 500 empresas más importantes según la revista Fortune.
Southwestern Bell formó parte en 1990 del consorcio ganador de la adjudicación del monopolio estatal telefónico mexicano Teléfonos de México o “Telmex”, y se ha mantenido hasta esta fecha como socio en el capital de este grupo de interés económico. En 1995, Southwestern Bell cambió su denominación por la de SBC Communications Inc., para unos años más tarde adquirir mediante fusión a su otrora compañía matriz y así, a cambio de la friolera de 16 mil millones de dólares, apropiarse entre otros activos de su histórica denominación: AT&T.
Así, la semana pasada, la nueva AT&T anunció su divorcio de América Móvil, empresa líder en la provisión de servicios de telecomunicaciones en América Latina y controladora de los gigantes mexicanos Telmex y Telcel. En la próxima colaboración en este espacio, habremos de analizar las razones evidentes y subyacentes a este histórico anuncio.
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