Los avances tecnológicos y las nuevas tendencias de consumo de finales del siglo XX y principios del XXI, han evolucionado rápidamente y con ello la industria de la televisión. Nunca como ahora esta industria se había transformado tan rápidamente. Los consumidores de hoy tienen mucho más control sobre su contenido que antes. Hoy en día los servicios Over-the-Top proporcionan acceso a la mayor parte del mismo contenido digital de lo que ofrece la televisión tradicional.
Así, pareciera que a los ojos de un nuevo paradigma de entretenimiento en contenidos audiovisuales, Netflix es un pecador ante las fuerzas conservadoras de la industria. Aquí algunos pecados:
Primer pecado: El principal causante de la disrupción masiva en la televisión fue el internet y el primer entrante al mercado de streaming es Netflix. Éste es ahora el principal servicio de streaming en decenas de países, incluyendo México y Estados Unidos. En horarios pico, en EU, el servicio representa alrededor de un tercio del tráfico de datos en internet.
Segundo pecado: La industria de la televisión tradicional (abierta, cable y satelital) no anticipó la enorme disrupción que causarían este tipo de servicios OTT. Ante ello, cadenas de televisión en México y Estados Unidos han desplegado aplicaciones y servicios que representan esfuerzos cuesta arriba para alcanzar a Netflix. CBS, ABC, NBC, Televisa y otras han lanzado, con diversos grados de éxito, servicios de streaming en internet. Ahora corren detrás del líder y la única con posibilidades de alcanzarlo es Amazon.
Tercer pecado: La forma tradicional de obtener autorizaciones y concesiones para transmitir contenidos de televisión era a través de una estrecha relación con el gobierno y las fuerzas políticas (lo cual es principalmente cierto en EU). La industria del streaming y contenidos OTT cambió todo ello al no requerir concesiones sino únicamente una conexión a internet por parte del consumidor.
Cuarto pecado: Tradicionalmente, los contenidos de televisión eran producidos por las cadenas de televisión o comprados a terceros para transmitirse en plataformas tradicionales. Series y otros contenidos se transmiten en esas cadenas bajo una segmentación de tiempo (por ejemplo semanal) y publicidad insertada en cada episodio. Netflix osó producir sus propios contenidos y lanzar todos los episodios al mismo tiempo para su consumo sin restricción de tiempo y sin publicidad.
Quinto pecado: Con Netflix vino una avalancha de otros servicios OTT que han causado que los consumidores corten el cable (cut the cord) y utilicen únicamente servicios alojados en internet. Sin duda este es el mayor problema que ahora enfrentan las cadenas y canales tradicionales, por lo que éstos tendrán que replantear sus estrategias comerciales.
Ante este nuevo paradigma, cabe preguntar si la industria tradicional pecará al igual que Netflix u optará por mantener la ortodoxia del modelo conservador.