2020.09.04
Vía El Sol de México
Bien podría decirse en lenguaje militar, que el informe que leyó el Ejecutivo Federal en palacio nacional, se asemeja, cuando un superior le pide a un soldado, le comunique el parte de su guardia, y le contesta “sin novedad”. En efecto, nada de nada, un simple resumen de las “mañaneras”.
Entre el estilo personal de gobernar y comunicar del actual presidente, encontramos una línea discursiva muy peculiar, desde sus frases populares, ataques a adversarios, minimizar la situación económica, anuncio de distractores (rifa avión), autoelogios y, en fin, podríamos seguir enunciando una serie de características, que lo llevan a crear su propio modelo comunicacional, que le ha funcionado, desde atraer creyentes hasta las más duras críticas; en síntesis: no deja de ser motivo de noticia, comentarios, opiniones o caricaturas.
El problema se encuentra, que esta forma de comunicar, lleva a constantes quejas de partidos políticos opositores, que se convierten en actos de molestia para la radio y televisión abierta, al ser requeridos por la autoridad electoral, para que bajen promocionales, se abstengan de dar difusión integra a su conferencia “mañanera” o tener cuidado en la difusión de los múltiples informes que tiende a convocar.
Quién lo diría, diversos legisladores que hoy en día son parte de la 4T, aplaudieron en 2007 la creación de un modelo de comunicación política-electoral de corte soviético, que ante el inicio del proceso electoral federal y en más de 15 entidades federativas, se volverá en un enfrentamiento entre dos modelos que no pueden subsistir a la vez.
Lo anterior, al ser semejantes en que buscan atraer a las audiencias a fuerzas; que replican contenidos sin propuestas o soluciones; tienden a la manipulación; supervisados por entes estatales y son a costa del erario público. Un estatismo puro.
Esta situación llevará a diversos enfrentamientos legales, ya lo vimos esta semana con el spot de carácter religioso envuelto como caramelo como promocional del segundo informe y la acción de la autoridad electoral, que ante quejas tuvo que mandarlo suspender. A lo que el Ejecutivo ya habló de censura y que impugnará.
Es sólo el comienzo, no será lo único que veremos, falta la “mañanera” donde el Tribunal Electoral debe marcar las directrices si es o no un acto de propaganda gubernamental; por desgracia mientras no exista una definición clara la radio y televisión abierta quedan en medio de batallas legales frívolas, que le impiden realizar su labor periodística genuina e inherente a su existencia.
Simplemente, el miércoles pasado, la Sala Superior le dio “palomazo” a las “mañaneras”, por omisión del INE; pero, ha guardado en el cajón desde el año pasado, expedientes que darían luz jurídica al resolver el fondo sobre una modalidad del modelo de comunicación presidencial, que hace ruido cuando hay elecciones.
No se trata de inventar el hilo negro, pero se avecina una etapa muy compleja y de enfrentamientos, donde la radio y televisión abierta, deben estar alertas al quedar entre dos fuegos de autoridades, que no se hablan, ni coordinan y que emplearan medidas de derecho o de facto, que obstaculizarán la labor informativa.