El mundo, a través de los años, ha mostrado estar en constante tensión entre visiones distintas de entender el contexto histórico, social, económico, y cultural de la sociedad, en determinado momento en el tiempo.
Lo que está sucediendo hoy en día no es ajeno a esta realidad. La tensión se vive todos los días bajo la amenaza de más ataques yihadistas. Lo ocurrido en los últimos meses en Estados Unidos, Francia, Bélgica, Alemania, e incluso en países de la región cercana al Califato del Estado Islámico, como lo son Turquía y Arabia Saudita, así lo demuestra.
Otro síntoma de esta crisis es lo que está sucediendo en la elección presidencial en curso de los Estados Unidos. No es una elección como cualquier otra. Lo que está en disputa no son dos proyectos de país. Lo que está en juego es la perseverancia de los valores tradicionales americanos (aunque suene conservador), por encima del discurso del miedo y el odio. Así empezó el Nacional Socialismo en Alemania hace casi un siglo.
Pero estas crisis no sólo se dan en el terreno de la política internacional. También se dan en espacios más domésticos y familiares. Se dan en las relaciones personales, en la comunidad, en las aulas, y hasta en el deporte y los negocios.
La decisión de Jorge Vergara, dueño de las Chivas del Guadalajara, de dejar de transmitir los partidos de futbol de este equipo por TV abierta es una muestra.
Vergara optó por la transmisión, mediante una suscripción pagada, de los partidos a través de la plataforma de Internet. Las Chivas, o el “rebaño sagrado” como popularmente se le conoce, era y sigue siendo el equipo del pueblo, el equipo de la raza. Esa era su identidad. Pues ahora la ha perdido con esta decisión.
La posibilidad de ver los partidos solamente por Internet, a través de un cobro, se vuelve una situación elitista y excluyente que discrimina a millones de mexicanos. La brecha digital en nuestro país sigue siendo enorme. Según datos de la OCDE, la penetración de la banda ancha fija es de 11.2 suscriptores por cada 100 habitantes. En el caso de la móvil es de 45.6 usuarios por cada 100 habitantes.
Hay millones de mexicanos que ni siquiera tienen Internet. El modelo de negocio que se inventó Vergara no sólo obliga a tener una conexión a Internet (que ya de por si tiene un costo), sino que además te obliga a pagar una suscripción para poder ver los juegos del equipo de Guadalajara. Se convirtió en el equipo de las élites.
Las Chivas dejaron ir lo que tenían como equipo de futbol. Se sintieron solos en la cancha, y por una decisión precipitada, echaron a perder lo sustantivo y perdieron el rumbo. Por si fuera poco, las transmisiones que se han hecho por Internet han estado llenas de fallas y dificultades técnicas que han impedido ver los partidos a los suscriptores que han pagado su membresía. Ya hay una investigación en curso por parte de la Profeco.