2018-11-20
La semana pasada sorprendió que, de último minuto y sin mayor debate, se aprobara en la Cámara de Diputados una reforma a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal en la que se le asigna a la Secretaría de Gobernación (Segob) del próximo gobierno morenista el encargo de “proveer el servicio de radiodifusión pública digital a nivel nacional”, información que oportunamente dio EL UNIVERSAL por conducto de mi colega Irene Levy. Esta medida significa afianzar y coordinar toda la radio y la televisión que brindan los medios públicos federales (presumiblemente el Instituto Mexicano de la Radio, Radio Educación, Canal 11, Canal 22 y hasta el Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano) en una dependencia que tiene un énfasis político.
La novedad es que la sectorización de los medios públicos en la Segob se debiera frenar hoy en el Senado de la República, toda vez que los sindicatos de éstos se movilizaron y expresaron varias motivaciones en contra, todas ellas relacionadas con un deterioro económico para los trabajadores sindicalizados.
Así que, el frenón que hoy debe ocurrir es uno de índole pragmática (no romper con sindicatos afines) y no de carácter ideológico (cuidar la neutralidad de los medios públicos). Y digo que debiera ocurrir pues es lo que varios legisladores de Morena acordaron el fin de semana; sin embargo, el Dictamen de la Comisión de Gobernación en el Senado —circulado ayer por la noche— mantiene la misma redacción de los diputados.
Cada cambio de régimen político ha puesto sus matices a los medios públicos. Con el priismo hubo gran control sobre estos, mismo que se acrecentó con José López Portillo, quien también, previo a ser presidente, instruyó cambios en la Ley Orgánica de la Administración Pública. En 1976 fue cuando se le encomendó a la Segob dirigir y administrar todas las estaciones de radiodifusión del Ejecutivo federal, igualito a como votaron en la Cámara de Diputados la semana pasada.
López Portillo incluso nombró como directora de Radio y Televisión en la Segob a su hermana Margarita, y desde ahí se controlaba a todos los medios públicos y también a varios privados.
Veinticuatro años después, en el 2000, un cambio de régimen volvió a modificar el esquema de los medios públicos. Con la llegada del PAN al poder, Vicente Fox mandó el control de éstos a la Secretaría de Educación Pública, con lo que empezaron a perder la directriz política y a ganar credibilidad entre las audiencias. Señaladamente el IMER y el Canal 11.
Luego, con el “Pacto por México” y la necesidad de legitimar su arribo a la Presidencia, Enrique Peña Nieto creó el Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano, estableciendo desde la Constitución un nuevo medio público, pero ya de Estado, cuyo director y consejo editorial requirió el voto mayoritario de varias fuerzas políticas en el Senado de la República. Este organismo tiene ya 26 canales de TV y su cobertura geográfica atienda ya a 50% de la población.
Parece que el “gol” que quisieron meter los diputados de Morena, sin ningún tipo de justificación o argumentación legislativa, apunta a que buscan coordinar y consolidar sus propios medios. No estarían buscando medios neutrales, sino medios activistas, muy en el tono de lo que ocurría en México en los años 70.
Desde luego, sería una regresión que los medios públicos volvieran a recibir línea política. Por ahora, parece que la medida será frenada, pero para darles línea no se requiere modificar la Ley Orgánica de la Administración Pública. Hay muchas maneras de hacerlo y, si eso es lo que quieren, seguro encontrarán las maneras.
Y, desde luego, si hay la intención de controlar medios públicos de comunicación, al igual que en los años 70, va a haber quien tenga la tentación de controlar también a los medios privados.
Sin embargo, hoy el entorno mediático es muy distinto, pues además de muchos más medios nacionales que hace 40 años, se recibe mucha información en México vía la TV restringida, las redes sociales, las agencias de información y hasta los portales de varios medios extranjeros con fuerte presencia en el país. Por ello, tratar de evocar lo que pasó en 1976 es a todas luces un desatino.
El senador Ricardo Monreal, coordinador de los senadores de Morena, y Cristóbal Arias, presidente de la Comisión de Gobernación, tienen la última palabra hoy. En teoría, van a dar marcha atrás a una mala idea de los diputados federales y ejecutada aún peor, pero hay resistencias a ello en las filas de lo que será el próximo gobierno.
Ojalá el Senado efectivamente cambie lo que redactaron los diputados y que el ajuste sirva para que los medios públicos (y los privados) continúen con su profesionalización con miras a servir mejor a sus audiencias, no al gobierno en turno. Y, desde luego, bienvenida la oportuna corrección de Morena. Empero, falta aún conocer cuál será y quién operará la política de comunicación oficial a partir del 1 de diciembre, y cómo será su relación con los medios privados, tanto en lo informativo como en lo publicitario.
Cambiando de temas… *La NFL y México: buena noticia para México que el futbol americano regresará el año entrante, al Estadio Azteca, luego de que varias extrañas coincidencias —unas de ellas humanas y otras de la naturaleza— hicieron que el juego programado para ayer no se haya celebrado en el Coloso de Santa Úrsula. Pero una rápida intervención de los gobiernos saliente y entrante, más una serie de compromisos establecidos para la cancha del Azteca, permitirán que el segundo mercado nacional para la NFL (después de Estados Unidos) siga vigente.
Y el contexto de lo acontecido pondrá al Azteca y al Gobierno de la Ciudad de México, necesariamente, a revisar a detalle todo lo que se requiere construir para co-alojar el Mundial de Futbol de 2026 en nuestro país. Por ahora, todas las construcciones de gran envergadura en la CDMX han sido suspendidas. En —y alrededor— del Estadio Azteca urge mejorar vialidades y los lugares que los aficionados tienen para esparcimiento antes y después de un juego.
*OEA y Elecciones: hoy la Organización de Estados Americanos dará su reporte final sobre las elecciones del verano pasado en México. Hará una llamada de alerta por la violencia generalizada, y por el asesinato de candidatos y políticos. Dará mucho de qué hablar el reporte que hoy se entrega a la 10 horas, en su sede central.