2021.11.01
Vía El Sol de México
Cualquier semejanza con la realidad es mera coincidencia, así reza esta frase que seguramente la mayoría de los lectores alguna vez ha visto o escuchado; pero los sucesos que se están presentando en el ámbito de los medios públicos del Estado mexicano nos viene a la mente, después de la visita del presidente del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano (SPREM) a la Cámara de Diputados, donde por sus planes expuestos, nos recuerda a por lo menos dos ejemplos de países con régimen totalitario (Venezuela y Cuba).
De entrada, el SPREM planteó ante diputados lo relativo a su presupuesto, mismo que para 2022 se proyecta en 1,248 millones de pesos.
Durante la 4T ha sido notorio el crecimiento presupuestal y de títulos de concesión del SPREM; desde 2021 creció casi 5 veces en recursos presupuestales, lo que se mantienen en el proyecto de presupuesto para 2022, además de que casi duplico su infraestructura de 33 a 57 estaciones.
El titular del SPREM refiere que quieren pasar del 56% de cobertura poblacional al 77% en 2022 por lo que proyectan terminar la construcción de 14 estaciones de Televisión Digital Terrestre (TDT) que se iniciaron en 2021, más 15 nuevas estaciones de TDT, para un total de 29 nuevas estaciones.
¿Realmente necesitamos una televisión pública que promueva la discursiva gubernamental? Expertos opinan que el SPREM no es una opción para las audiencias, sino que se caracteriza por ser una televisión militante, hasta el Tribunal Electoral lo ha dejado asentado por la transmisión de la “Mañanera”; aunque, muy seguramente se está preparando para entrar de lleno en la promoción electoral para 2024.
No se está descubriendo el hilo negro, la 4T está en pleno despliegue de un totalitarismo.
De una revisión por la legislación de varios países de América, se encuentra algo semejante en naturaleza e intenciones: Venezuela y Cuba, quién puede olvidar el “Alo Presidente” del extinto Hugo Chávez o los largos discursos del también difunto Fidel Castro.
Ni que decir, de la ríspida relación en el caso de Bolivia, cuando un buen número de medios de comunicación y el entonces Presidente Evo Morales se enfrascaron en una controversia sobre la forma que tienen los primeros de informar y comentar las actividades y las acciones del gobernante; “el mismo día en que el primer mandatario asumió el gobierno, en su discurso lanzó un ataque verbal contra algunos medios de comunicación, criticándolos por lo que él consideraba un mal trato a su persona y una cobertura encaminada a proteger los intereses de empresarios mediáticos”. Cualquier semejanza es mera coincidencia.
De esta manera, lo que podríamos llamar “Bienestar TV” sería otro proyecto insignia de la 4T, que si funciona podría mantenerse, pero en caso de que no sea así, al paso de los años sólo quedaran los “fierros” y la TV pública seguirá como esta. Es la oportunidad para que los legisladores revisen a detalle el uso de dinero público en los medios públicos.