Roberto García Requena
Ovaciones
El sector de las telecomunicaciones en México, a pesar de su crecimiento en estos años, se ha visto obstaculizado por la coexistencia de la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel) con la Subsecretaría de Comunicaciones. Las facultades de estas dos dependencias están cruzadas, lo que genera la llamada “doble ventanilla” que ha provocado un rezago administrativo en la resolución de trámites que se vienen acumulando a lo largo de los años, y lo que es peor, un vacío en la toma de decisiones. Los titulares de cada dependencia, desde la creación de la Cofetel en 1996, tradicionalmente han estado enfrentados y se echan la culpa unos a otros de la desatención regulatoria que vive el sector.
Por si fuera poco, a lo largo de la presente administración, llevamos tres secretarios de Comunicaciones y Transportes, dos presidentes de Cofetel, cuatro subsecretarios de Comunicaciones. La curva de aprendizaje por esta rotación de funcionarios ha sido muy costosa. Por si esto fuera poco, et Reglamento Interior de Cofetel, pendiente desde el año 2006, no ha sido publicado a la fecha. Faltan tres meses para que termine este sexenio; el subsecretario Héctor Olavarría afirmó hace unos días que están trabajando de la mano con la Consejería Jurídica de Presidencia y que están muy cerca de publicarlo. Esperemos que así sea en aras de brindar claridad jurídica a los regulados.
Aunque por otro lado también parece que ya es tarde, y que sería mejor dejarle a la próxima administración armar (a estructura reglamentaria acorde a su visión regulatoria del sector telecomunicaciones en el país. Por otro lado, existen diversas iniciativas presentadas en el Congreso de la Unión para desaparecer en definitiva la doble ventanilla entre la Cofetel y la Subsecretaría de Comunicaciones. Es vital darle de una vez toda la fortaleza que requiere el órgano regulador con una colegiación en la toma de decisiones, autonomía frente al poder político y a los entes regulados, y con un servicio civil de carrera que garantice que el conocimiento y experiencia acumulados permanezcan dentro de la Cofetel.
Ya es hora de eliminar la doble ventanilla entre estas dependencias. Esto no significa que desaparezca la Subsecretaría de Comunicaciones pero que se quede solamente a cargo de delinear la política pública, que ya no pretenda regular. De permanecer et status quo la Industria seguirá condenada a enormes costos de transacción en su relación con la autoridad, además de no tener seguridad jurídica respecto de las facultades y atribuciones que ambas dependencias ostentan en la resolución de los asuntos. La tendencia internacional es tener un órgano regulador fuerte y autónomo. Esperemos que México no sea la excepción.
