Roberto García Requena
La Crónica de Hoy
El gobierno federal, junto con las tres principales fuerzas políticas nacionales, ha establecido en el Pacto por México la necesidad de fortalecer a la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel) como órgano regulador encargado de fomentar el desarrollo del sector y de propiciar condiciones de competencia en los mercados. Parece un buen momento para que el Estado revise a profundidad la actuación y resultados de la Cofetel desde su creación (1996) a la fecha. Desde hace años se sabe que la llamada doble ventanilla entre la Cofetel y la Subsecretaría de Comunicaciones ha generado enormes costos de transacción para la industria, así como una injustificable inseguridad jurídica para los concesionarios. También se sabe que la administración de Calderón dejó a la deriva la publicación del Reglamento Interior de la Cofetel, pendiente desde 2006, que de alguna manera solventaría esta situación.
Pero en el fondo lo que realmente se tiene que preguntar el gobierno es si la Cofetel ha cumplido con los propósitos para los que fue creada. El artículo 7 de la Ley Federal de Telecomunicaciones (LFT, misma que da vida a Cofetel) señala como objetivos de dicha ley “promover un desarrollo eficiente de las telecomunicaciones; ejercer la rectoría del Estado en la materia, para garantizar la soberanía nacional; fomentar una sana competencia entre los diferentes prestadores de servicios de telecomunicaciones a fin de que éstos se presten con mejores precios, diversidad y calidad en beneficio de los usuarios”.
Hay que reconocer que desde la creación de la Cofetel hace 16 años al día de hoy ha habido un enorme desarrollo y despliegue de infraestructura, así como que también la penetración de los servicios entre la población ha crecido de manera importante. Sin embargo, y a pesar de que los precios sí han venido a la baja, seguimos siendo de los países más caros en cuanto a servicios de telecomunicaciones se refiere. Y ni qué decir de cómo nos comparamos respecto a la calidad de los mismos con relación en otros países. Estos datos se pueden revisar en el Communications Outlook 2011 que publica bianualmente la OCDE.
¿Y por qué somos de los países más caros y con menor calidad en los servicios? La respuesta es en razón de la alta concentración que existe en los mercados, que no permite un entorno de competencia. No se han cumplido con los objetivos de la LFT. No ha sido posible fomentar una sana competencia. La realidad es que a la fecha se tiene un solo operador que acapara el 70 y 80 por ciento del servicio móvil y fijo, respectivamente, sin que se le aplique una regulación específica para nivelar las condiciones en el mercado. Seguimos con una estructura de mercado monopólica y la Cofetel (y Cofeco, por supuesto) en tantos años no han podido hacer nada para romperla. Por ello, ya es momento de que el gobierno analice esta situación y los costos que representa para los millones de usuarios. Ya es hora de transformar o reestructurar a la Cofetel para que funcione como un verdadero regulador de las telecomunicaciones. La oportunidad está enfrente y el gobierno ya se dio cuenta.