Roberto García Requena
La Crónica de Hoy
En el Pacto por México, el gobierno federal y las tres principales fuerzas políticas nacionales establecen su intención de licitar dos cadenas nacionales de televisión abierta. De hacerse realidad este propósito, se logrará una mayor competencia y pluralidad de contenidos. Sin embargo, estos fines sealcanzarían con mayor contundencia si a estas dos cadenas sé sumara la posibilidad de que los medios de comunicación financiados con recursos públicos transitaran a ser verdaderosmedios públicos.
El tema de los medios públicos es clave en la reflexión y en las acciones sobre la democracia contemporánea. La discusión internacional sobre el tema constituye un debate inacabado pues el modelo de comunicación está en constante revisión. Los planteamientos más serios y representativos tienden a coincidir en que la radiodifusión pública debe ocupar un sitio indispensable en el panorama de las telecomunicaciones contemporáneas a fin de propiciar condiciones más equitativas entre sociedad, medios y Estado.
A pesar del vivido debate público, no existe una definición única de medios públicos y cada país presenta una organización propia de su modelo público de comunicación. Sin embargo, es posible reconocer algunos de los elementos que presentan estos medios en el mundo. La principal característica resaltada en el debate es que son medios que amplifican el espacio público. Esta noción se aleja de otras que la concebían como templo de la cultura o como brazos del Estado para la construcción y reforzamiento de la identidad nacional.
En México se ha llamado televisión pública a la que es financiada con fondos públicos y que no pretende fines de lucro. Ha sido aquella que ha funcionado como televisión cultural, educativa, legislativa y/o de gobierno.
Sin embargo, la procedencia de los fondos para el financiamiento de un medio no es lo único que le da el carácter público. Como tampoco el hecho de que los recursos sean de origen privado es una determinante en contra de que un medio pueda ofrecer un servicio público.
Para que nuestros medios estatales se conviertan en verdaderos medios públicos sería necesario encontrar nuevas formas de gestión para lograr su autonomía respecto al poder económico y político. Para ello, parece necesario garantizar el acceso y la participación social, mediante la instalación de órganos concejales ciudadanos. Es fundamental que estas televisoras dejen de ser entendidas como apéndices de las tareas de gobierno y que cuenten con certeza legal para orientar sus funciones.
Los medios públicos requieren de una política de Estado que defina los principios y valores sociales que deben orientar su función en el desarrollo cultural y político de nuestra nación. Es claro que el Organismo Público de Medios Audiovisuales (OPMA) creado en el sexenio calderonista no cumplió con estos propósitos y que necesita de una revisión a profundidad.