Roberto García Requena
La Crónica de Hoy
He defendido la teoría de que la licitación de espectro para servicios de televisión abierta, ya sea para una o dos cadenas nacionales o varias regionales, corre el enorme riesgo de quedarse desierta. El argumento centrales que no se ve viabilidad financiera para que un inversionista incursione en el mercado de la televisión abierta. El modelo de negocios de la televisión gradualmente pierde sentido, aquí en México y en el mundo entero. Sin embargo, el gobierno federal se comprometió a tener listas las bases de licitación para noviembre.
Cada día es más obvio cómo cambia el patrón de consumo de los televidentes. Los consumidores están migrando hacia otro tipo de plataformas tecnológicas para recibir contenidos informativos y de entretenimiento. El gran ejemplo es la televisión restringida (cable o satelital) y el internet. Sitios como Netflix cada vez son más populares en razón de que el usuario puede ver las series, programas o películas de su antojo el día y hora que mejor le plazca. Por estos motivos, el mercado publicitario está ahora menos interesado en la televisión abierta y mucho más interesado en otro tipo de instrumentos mercadológicos.
Adicionalmente, los canales que la Cofetel pretende licitar son digitales.
Esta situación compromete todavía más la rentabilidad del negocio. La penetración de televisiones digitales entre la población es completamente incierta. Basta señalar la encuesta realizada por el INEGI. En ella se establece que para 2009 existían en el país apenas 3.6 millones de hogares con televisor de pantalla plana, que no necesariamente significa que sea digital. Este dato representa apenas el 13.6 por ciento del total de los hogares con televisión en nuestro país. Tratándose de televisión digital, es claro que el mercado publicitario está aún menos interesado.
Parece que el presidente de Cofetel, Mony de Swaan, ya reconoció la situación anterior. En declaraciones recientes señaló que la principal variable que tendrá que atender el órgano regulador en la licitación es que los participantes sean competitivos y rentables. También comentó que sería sano hacer ejercicios de previsión y conocer cuáles son los recursos mínimos de inversión que necesita una cadena o canales regionales para subsistir en el mercado. Dijo que es necesario considerar los gastos de inversión, de operación y de producción de contenidos.
Todo esto está bien, pero no le corresponde al gobierno evaluarlo. ¿De cuándo acá el gobierno debe calificar la rentabilidad de un proyecto? ¿A poco el gobierno tiene mejor vocación para hacer planes de negocio que la propia iniciativa privada? Esa es tarea de los propios inversionistas. Lo que sí es tarea del gobierno es no proponer una licitación que ahora se están dando cuenta puede fracasar.