Roberto García Requena
La Crónica de Hoy
Se perfilan voces de legisladores que integrarán el próximo Congreso de la Unión que han hecho señalamientos críticos acerca de la llamada “tele bancada”, en la que, a su decir, algunos diputados y senadores presuntamente ocuparán sus curules y escaños para defender los intereses políticos y económicos de las televisoras. Sin embargo, no develan que ellos sí pertenecen a un grupo que todo indica velará por la agenda que más le conviene al operador dominante en las telecomunicaciones: me atrevo a llamarle, en estricto equilibrio semántico, la “Telmex bancada”.
Esto a propósito de la polémica que se ha desatado a raíz de la decisión de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) para rescatar la banda de 2.5 GHz. Se ha empezado a tejer un discurso por parte de la “Telmex bancada” que busca señalar que el gran perjudicado de que Grupo MVS pudiese explotar dicha banda hubiera sido Televisa por miedo a la competencia que le representaría a su recién aprobada fusión con Iusacell. Esta afirmación parece desconocer por completo la realidad y composición del mercado de las telecomunicaciones en México. Me explico.
Según datos de la OCDE, a mayo de 2011, Telmex concentraba el 80 por ciento del mercado de telefonía fija y el 74 por ciento del internet, al tiempo que Telcel alcanzaba el 70 por ciento de la móvil. Por su parte, Televisa solamente tenía una participación de 2 por ciento en la telefonía fija del país y el 6 por ciento del internet. Con la compra de la mitad de Iusacell, no reflejada todavía en los indicadores de la OCDE de ese momento, ahora también tiene presencia en el mercado móvil, con el 4 por ciento de éste. Es decir, no queda duda del poder y tamaño de mercado de Telmex/Telcel sobre el de Televisa. El primero es alrededor de 40 veces más grande que la televisora.
Bajo esta premisa, cabe hacer la misma pregunta: ¿a quién le conviene el status quo? ¿A quién en realidad le perjudica la potencial competencia en servicios móviles que representa la banda de 2.5? ¿Al monopolio o al chiquito que desembolsó 1,600 millones de dólares para poder comprar la mitad de Iusacell y de esta manera lograr apenas una participación del 4 por ciento del mercado móvil? La respuesta es evidente.
Todavía más evidente cuando sabemos que el socio comercial de MVS en su proyecto de Dish es justamente Telmex. MVS y Telmex hicieron una alianza para penetrar el mercado de la televisión restringida, en el que Telmex no es dominante en razón de que no se les ha modificado el título de concesión. En esta misma lógica, MVS y Telmex también hicieron mancuerna para no dejar entrar a la competencia en donde sí son dominantes: servicios de internet, fijo y móvil. ¿Entonces por qué atorar la 2.5 GHz con 5 años de negociaciones con el gobierno federal, y ahora otros tantos años en litigios de prórrogas y rescates? Pues porque en la medida que nadie explote esa banda, en esa misma medida las rentas monopólicas de Telmex subsistirán. Lo demás sí son telenovelas.