Roberto García Requena
Ovaciones
La semana pasada, un senador del PRD me preguntaba qué opinión tenía respecto a la reforma constitucional en materia de telecomunicaciones y radiodifusión. Le contesté que en términos generales me parecía una reforma que podría avanzar al sector al fomentar un entorno de mayor competencia entre operadores. También te dije que habría que esperar varios años para tener evidencia de que estos cambios en el marco legal realmente impactarán en un mayor bienestar entres los usuarios al contar con servicios de mayor Calidad y a precios más bajos. De ninguna manera los efectos se sentirán en el corto plazo.
Asimismo, comenté que el éxito o fracaso de la reforma va a depender en gran medida de lo que se aterrice en las leyes secundarias que le den vida y forma al mandato constitucional, así como también el proceso de selección de los comisionados que integrarán al nuevo órgano regulador: el Instituto Federal de Telecomunicaciones (Ifetel). “Mucho ojo con las leyes reglamentarias y los comisionados del Ifetel, ahí va a estar el quid de todo”, le insistí. Falta mucho trabajo legislativo por hacer para sacar adelante esta reforma con buenos resultados.
Finalmente, también comenté que aunque reconocía que la reforma tenía más de bueno que de malo, y como todo es perfectible, me parecía que también había varias pifias en el texto constitucional. Mencioné sólo dos que son las que me parecen más graves y descuidadas: 1) la creación de una red troncal de servicios de telecomunicaciones administrada por el Estado y cuyo insumo fundamental son 90 MHz de la valiosa banda de 700 MHz; y 2) decretar en el texto constitucional el apagón analógico en todo el país para el 31 diciembre de 2015.
En ambos casos vale la pena un artículo por separado para explicar las consideraciones que me llevan a citarlos como una pifia. Asilo haré en mis próximas entregas. En el primer caso no queda lugar a dudas que los millonarios recursos públicos y/o privados que se invertirán en la instalación de dicha red representan un jugoso negocio para los potenciales proveedores de equipos. ¿Hay gato encerrado? Estaremos muy pendientes. Ya se sabe quiénes son los promotores de esta idea.
El segundo caso, el del apagón analógico, parece más una inclusión caprichosa en la Constitución que otra cosa. Faltan dos años y medio para la fecha límite. No es nada, sobre todo considerando que a fines de este mes apenas se dará el primer apagón en el país en la ciudad de Tijuana y que todavía hay mucha expectativa de lo que sucederá. Pero bueno, ya lo explicaré después con más detalle.