2021.09.20
Vía El Heraldo de México
Como ya lo hemos comentado con anterioridad, el confinamiento en casa y la crisis económico-sanitaria del COVID-19 propició un ‘empujón digital’ que aceleró el acceso e intensificó el uso de las TIC a nivel global.
Como ya lo hemos comentado con anterioridad, el confinamiento en casa y la crisis económico-sanitaria del COVID-19 propició un ‘empujón digital’ que aceleró el acceso e intensificó el uso de las TIC a nivel global, en específico el fenómeno de un mayor crecimiento en la adopción de banda ancha fija en los hogares.
Al respecto, Latinoamérica registró una contabilidad agregada de 92.4 millones de accesos a la Banda ancha fija (BAF) hacia finales de 2020, lo que se traduce en un promedio de adopción del servicio de 48% entre los hogares de los países que integran la región, prácticamente 1 de cada 2 hogares latinoamericano cuentan con acceso a internet fijo.
Los países que destacan por su mayor proporción de hogares conectados son: Uruguay (91%), Argentina (70%), Brasil (68%), Chile (67%), Costa Rica (64%), Panamá (64%), México (63%), Colombia (57%), Ecuador (56%) y Puerto Rico (51%), países que superan un coeficiente de 50%.
En contraste, Paraguay (26%) Bolivia (26%), Honduras (25%), Nicaragua (22%) y Guatemala (20%), si bien han superado el hito de 20% de adopción en hogares, continúan ostentando las últimas posiciones en términos de acceso a la conectividad a nivel regional. A estos se le suman Perú (36%), El Salvador (31%), República Dominicana (31%), que, si bien también la adopción del servicio de BAF ha tomado impulso, persisten barreras estructurales que hacen que el coeficiente de 50% de adopción aún parezca lejano.
Esta diferencia es atribuible a diversos factores, entre los que destaca el ingreso promedio de los habitantes de cada país, variable medida a través del Producto Interno Bruto (PIB) per cápita. En la medida en que el nivel de ingreso es mayor en los hogares, estos pueden dedicar su ingreso al consumo de más bienes y servicios, incluido el de BAF.
Por otro lado, existe evidencia que sustenta que aquellos países en los que se identifica una estructura de mercado más concentrada, con un menor número de operadores competidores y/o con un operador con una elevada participación de mercado, tienden a presentar condiciones adversas para el acceso a la banda ancha fija. Entre estas destacan: altos precios, baja calidad, limitados incentivos a la inversión en infraestructura de telecomunicaciones y consecuentemente a alcanzar una cobertura óptima.
Por ejemplo, mercados como el chileno o el brasileño se caracterizan por ser los que registran un menor nivel de IHH, es decir, se encuentren menos concentrados, circunstancia que coincide con que son aquellos con mayores niveles de adopción de la BAF. En contraste, en Guatemala y Perú la oferta de banda ancha fija es provista, en su mayoría, por un solo operador, hecho que se corresponde con bajos niveles de adopción.
México aún se encuentra en un nivel medio en el comparativo entre países, a pesar del avance y esfuerzos en el desarrollo de infraestructura, de las mejoras en cobertura, calidad y precios al consumidor final. Ello debido a que el principal operador (Telmex) continúa registrando una participación de mercado marcadamente superior a sus competidores, aunado a la aplicación ineficaz del marco regulatorio de regulación asimétrica, condiciones que reducen los incentivos a la provisión del servicio en condiciones óptimas, limitando su contratación entre hogares económicamente rezagados.