Roberto García Requena
Ovaciones
A las cero horas de anteayer se apagó la señal analógica que recibían los televisores en la ciudad de Tijuana, Baja California. Ahora sólo se puede ver la tele en señal digital para lo que las familias necesitan en su hogar un receptor digital o un decodificador. La administración de Calderón, y particularmente la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel), se empecinaron por apagar la señal en esta fecha a pesar de tener elementos que mostraban que no se estaba listo para la transición digital. Todo se hizo al vapor y con una pésima planeación. Aquí algunas de las consecuencias:
1) ¿Realmente se logró una penetración del 90 por ciento de recepción digital? La Cofetel dice que sí. Sin embargo, hay muchas dudas al respecto. La distribución de los 200 mil decodificadores entre la población por parte de la empresa Teletec tuvo dificultades. Varias colonias de escasos recursos no fueron atendidas. En los casos de Rosarito y Tecate en donde llega la señal de televisión desde Tijuana ni siquiera fueron considerados en la repartición. Por cierto, los 360 millones de pesos que se gastaron en los equipos salieron del bolsillo de la SCT porque ni siquiera se hizo la gestión ante el Congreso.
2) Protestas ciudadanas no se hicieron esperar y cientos de personas se plantaron al día siguiente enfrente del palacio municipal de Tijuana para reclamarle al alcalde Carlos Bustamante, quien se declaró ajeno al problema. El propio jefe de la Unidad de Radio y Televisión de la Cofetel, Fernando Borjón, admitió que 14 mil familias se quedaron sin servicio.
3) Amparos colectivos promovidos para suspender la medida. El despacho de abogados Krasovsky representa los intereses de cientos de usuarios que fueron afectados con la salida déla señal analógica. Cada día se suman más personas a la causa.
4) No existió una camparía de comunicación social masiva para informar a la población de lo que estaba por suceder. La gente no estaba realmente enterada del apagón analógico y de sus consecuencias. A muchos los tomó por sorpresa y desprevenidos. Los teléfonos dados por la Cofetel para dudas y aclaraciones ni siquiera contestan las llamadas.
5) Es tal el grado de absurdo que a la fecha todavía se venden en tiendas de Tijuana teles analógicas cuando ya no sirven para nada. ¡Un engaño al consumidor! ¿Ya se habrá dado cuenta la Profeco y su flamante procurador, Alfredo Castillo, de esta situación?
Lo importante es aprender de los errores. ¿O a poco el gobierno se va a aventar con e! mismo grado de improvisación el apagón programado para noviembre en otras cinco ciudades fronterizas del país? Y conste que no estoy en contra de avanzar con la digitalización, sólo pido que se haga con una estrategia clara y con una planeación impecable que no afecte ei interés de los ciudadanos.