La fecha límite marcada por la Constitución Política es el 31 de diciembre de este año. En seis meses y cuatro días la televisión analógica en México supuestamente dejará de existir. ¿Se logrará?
Es conocida la historia de tropiezos que ha tenido el gobierno —desde la extinta Cofetel— para logar la digitalización de las señales de TV sólo en la frontera norte. Desde problemas en el reparto, primero de decodificadores, luego de televisores, hasta modificaciones y prórrogas en el calendario programado para apagar las señales analógicas.
Es cierto, hoy en día la frontera de México con Estados Unidos ya es digital en la señal radiodifundida. Pero falta el resto del país y quedan sólo seis meses para hacerlo. Se antoja muy complicado el objetivo. Sobre todo sabiendo que todavía faltan por repartir casi la mitad de los 10 millones de televisores que tiene programados la SCT.
La frontera norte es muy distinta al centro y sureste del país. La accesibilidad y dispersión de la población para llegar hasta el último rincón es otra. Incluso los índices de violencia en estados como Guerrero y Michoacán, pudieran afectar la distribución de las TV Ya ni que decir de lo que trascendió respecto a que en el Estado de México se está cobrando un “guante” de 150 pesos a la gente para ser empadronado y recibir una TV conforme a listas.
Falta ver si aún con el reparto oportuno de TV entre la población, se alcanzarán los niveles de penetración de 90 por ciento de señal digital, umbral que marca la ley para poder realizar el apagón de la analógica. En fin. No se ve fácil que el gobierno logre la transición para este fin de año. Estaremos pendientes.
En otro tema. Muy interesantes los resultados del estudio presentado por Oxfam titulado “Desigualdad Extrema en México: Concentración del Poder Económico y Político”.
El análisis señala que la riqueza de sólo cuatro personas, —los principales multimillonarios mexicanos— representó para 2014 cerca del 9% del PIB, cuando en 2002 era de un 3 por ciento.
En el caso de Slim, su fortuna se disparó desde que compró Telmex al Estado a principios de los noventas. En 2003, su riqueza se calculaba en el 1% del PIB, según estimaciones de Oxfam; para finales de 2014 y gracias a la expansión del negocio de las telecomunicaciones, su fortuna alcanzó el 6 por ciento del PIB.
Estos datos hablan por sí solos.