2021.12.24
Vía El Sol de México
¿Qué fue lo más relevante para la industria de la radio y televisión en 2021 y que viene para 2022? La televisión apoyó a la educación con el programa “Aprende en Casa” y la radio retomó fuerza en audiencias durante el confinamiento por el Covid19; sirven para corroborar noticias e información falsa en redes sociales, fueron referente en la cobertura de los juegos olímpicos, todo lo anterior refrendó el carácter social y gratuito de la radio y televisión como fuentes de información y entretenimiento a la población.
Inició la Licitación IFT-8 de nuevas estaciones de radio, donde hay poca participación por la situación económica, inseguridad y la poca pertinencia de seguir aumentando el número de operadores de radio pese a un muy competido mercado de publicidad cada vez más diversificado, licitación que concluirá a mediados de 2022.
Los medios públicos siguen siendo medios gubernamentales, con problemas de austeridad, conflictos sindicales, con escasas audiencias y sirviendo de escaparate al gobierno; resalta el crecimiento inusual del Sistema Pública de Radiodifusión del Estado Mexicano desde 2021 aumentó casi 5 veces su presupuesto, lo que se mantiene para 2022, creció su infraestructura creció de 33 a 57 estaciones; otros escándalos fueron que el IMER no solicitó en tiempo la prórroga de concesiones y habrá que poner atención en un proyecto denominado Morena TV.
Continua sin atenderse el abuso de las plataformas digitales que se roban los contenidos de la televisión y radio sin pagar derechos de autor, de ahí la exigencia de organizaciones de medios tradicionales (Alianza de Medios) de solicitar una retribución justa y razonable por la publicación de los contenidos periodísticos en las plataformas digitales, tal y como ocurre en Australia y Europa.
La radio y televisión enfrentan particularmente un reto de competencia frente a las plataformas de internet que no pagan impuestos, que carecen de regulaciones y supervisiones de la autoridad, no enfrentan presiones sindicales, no padecen un deficiente y caro abastecimiento eléctrico, no están obligadas a prestar al Estado tiempos de estado y fiscales, y tampoco son molestadas por la autoridad electoral durante las elecciones, sin olvidar que está presente el desafío financiero ante la pulverización de la publicidad que se reparte entre todos los medios.
Esperemos que, en 2022, el Gobierno, el Congreso y el IFT impulsen una política integral de largo plazo dirigida a la desregulación, un decidido combate a las estaciones piratas y menos ataques a sus comunicadores.