En entregas pasadas, traté de explicar las complicaciones que enfrenta el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) al analizar el mercado nacional de audio y video asociado, como ordena el artículo 39 transitorio de la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión. Este mercado es particularmente sensible, porque es el botón de muestra del futuro regulatorio de toda la industria. Por primera vez veremos al IFT actuar como órgano regulador, en un entorno plenamente convergente en el que los antiguos paradigmas y las fronteras tradicionales entre servicios han sido completamente rebasados.
En el mercado nacional de audio y video asociado, hay dos grandes componentes que hoy pueden disociarse por completo: (i) la línea de acceso al usuario y (ii) los contenidos transmitidos. Ya no cabe hablar de televisión por cable sino de acceso a banda ancha, por un lado, y de proveedores de contenidos, por el otro. Y ambos elementos de la ecuación pueden ser prestados por dos o más proveedores de servicios, en un ecosistema nuevo en nuestro país, impensable antes de la reforma en telecomunicaciones.
En días pasados, El Economista publicó una entrevista que Ernesto Piedras, socio director de The Competitive Intelligence Unit, hizo al doctor Raúl Katz del Columbia Institute for Tele-Information de la Universidad de Columbia, sobre la convergencia de servicios audiovisuales y sus implicaciones de mercado, en la que concluye que los servicios de acceso a contenidos por Internet, como Netflix, Clarovideo, Veo o Cinépolis Klic son sustitutos de la televisión por cable.
No obstante, lo más interesante para mí fue constatar en la voz de un experto de esa talla que el crecimiento en la oferta de contenidos audiovisuales por Internet -y, por tanto, en la competencia- no depende de declarar dominantes a los cableros y frenar su crecimiento, ¡sino de ampliar la oferta de servicios de acceso a banda ancha! En donde sin lugar a ninguna duda, el agente preponderante, por mucho, es América Móvil (Telmex-Telcel).
Así, para el doctor Katz, sólo el crecimiento en la oferta, calidad y precio de servicios de banda ancha, podrá incrementar la competencia en el mercado nacional de audio y video asociado. Las antiguas empresas de televisión por cable (Izzi de Televisa y Megacable) son las que hoy más invierten para competirle a Telmex en el mercado de banda ancha fija, por eso se entiende la campaña para que les impongan barreras que les impidan seguir ampliando su huella de cobertura geográfica. No es con menos competencia en el acceso a banda ancha como se puede fomentar la competencia en la provisión de contenidos.
Además, es curioso, en el dictamen preliminar del IFT, se dice expresamente que los servicios de contenidos por Internet no son sustitutos de la televisión de paga, porque no hay suficiente penetración de accesos de banda ancha. Entonces, ¿no es la penetración de banda ancha lo que el regulador debería fomentar?
Otro dato proporcionado por el doctor Katz que me gustaría compartir porque me llamó profundamente la atención: contra el imaginario colectivo y sin considerar los servicios de contenidos por Internet, la televisión de paga en México no está mucho más concentrada que en el resto de América Latina. En realidad se encuentra en la media. De acuerdo con el doctor Katz, su investigación muestra que hay niveles óptimos de consolidación de la industria. Y algo aun más sorprendente: ¡el precio por suscriptor en México es el más bajo en América Latina!
De acuerdo con el doctor Katz, este nivel de precios bajos se alcanzó por las agresivas ofertas de Dish. De ser así, entonces, ¿tienen Televisa o Megacable la posibilidad de controlar precios? Parece que no. Recordemos que un elemento esencial para tener poder sustancial en algún mercado es el poder de controlar precios o suministro. Por cierto, ¿es Dish de América Móvil o no? ¿Cómo pretende el IFT resolver sin responder esta pregunta antes?