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AMX: una estrategia arriesgada


1. Venta de torres. El pasado 22 de julio del 2014, durante una conferencia telefónica con analistas e inversionistas, América Móvil indicó: “Lo que queremos hacer es una escisión, nosotros no queremos vender las torres. (…) queremos darle valor a nuestros accionistas, pensamos que dentro de América Móvil las torres no tienen el mismo valor que fuera de América Móvil. Ésta es una de las razones por las que estamos haciendo la escisión y la segunda es que la compañía abrirá sus torres para rentarlas a todos (…)”. Esta estrategia de América Móvil no es nueva y tiene como objeto evadir una de sus principales obligaciones como agente preponderante: la desagregación efectiva de sus redes a costo incremental promedio de largo plazo.

2. Antecedentes. El 30 de julio del 2013, Telmex decidió escindirse dando paso a la creación de una controladora que sería propietaria de los diversos inmuebles y equipos que integran toda su red pública telefónica. Aunque América Móvil ha insistido en que la escisión no involucra activos de telecomunicaciones, lo cierto es que del expediente del juicio mediante el cual Bestphone logró la suspensión judicial de la escisión de Telmex y de las investigaciones realizadas por el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), los activos escindidos sí incluyen centrales telefónicas, antenas, cableado y demás infraestructura de la red de Telmex.

3. Holding de bienes raíces e inmobiliario. Tanto de lo manifestado por América Móvil en su reciente conferencia telefónica con analistas e inversionistas, como del expediente judicial y de las investigaciones del IFT, podemos concluir que aquélla lleva un año articulando una estrategia corporativa para mantener el control y precio de esta infraestructura. Recordemos que el 9 de marzo del 2014 el IFT ordenó la desagregación de las redes de Telmex y Telcel, por cuyo uso los competidores deberán pagar el costo incremental promedio de largo plazo, que es sustancialmente inferior a su eventual valor de mercado, ya que se trata de insumos esenciales para el desarrollo de la competencia en el sector. Por ello, es de suponer que si América Móvil quiere darle valor a sus accionistas debería agrupar las redes de Telmex y Telcel en un vehículo que no forme parte del mismo agente económico; es decir, que no sea controlado por el ingeniero Slim.

Si atendemos a lo dicho por Daniel Hajj en la conferencia con analistas en el sentido de que no pretenden vender sino escindir, la única manera en que se podrían sacar ambas redes del agente económico preponderante sería a través de un Fideicomiso de Infraestructura y Bienes Raíces (Fibra) constituido en un banco que no sea controlado directa o indirectamente por el ingeniero Slim, a través del cual los actuales accionistas de América Móvil recibirían los rendimientos de los activos dados en fideicomiso sin ser titulares de acciones y, al mismo tiempo, las redes de Telmex y Telcel quedarían formalmente fuera del control corporativo del ingeniero Carlos Slim.

4. Simulación. Sin embargo, esta estrategia, aunque sofisticada, no sería sino una simulación, ya que no modificaría en lo absoluto el entorno competitivo. Aunque formalmente los activos fuesen propiedad de un Fibra o de cualquier tercero, 80% de la infraestructura sería “rentada” a América Móvil, por lo que sería ésta la que fije el supuesto valor de mercado, obligando a sus competidores a pagar por su uso el precio que ella determine y no el costo incremental promedio de largo plazo que ya estableció el IFT. Todos sabemos que cuando 80% de los contratos los detenta un mismo agente económico es éste el que fija los precios, y a través del Fibra los accionistas de América Móvil simplemente se pasarían el dinero de una bolsa a la otra, manteniendo las barreras actuales a la competencia.

Independientemente de las violaciones a la regulación vigente que la escisión del 2013 conlleva, conminamos al IFT a conducirse con el profesionalismo y transparencia que un asunto tan grave amerita.

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