Javier Orozco
Milenio
La tecnología avanza de forma acelerada en plataformas de información como la radio, la televisión y el internet, y se manifiesta en diversos escenarios.
Uno de ellos que ya se ha comentado en esta columna, es la posibilidad de transitar de la era analógica a la digital, con lo que se asegura mayor eficiencia en el uso de los medios a través de los cuales se prestan los servicios de radiodifusión y de telecomunicaciones; sin olvidar al cine y los medios impresos, que en su conjunto conforman una multiplataforma de información al servicio de la sociedad.
Sin lugar a dudas la tecnología se manifiesta en los contenidos que se proyectan en los diversos medios de comunicación, los cuales pueden ser para informar, educar, entretener a la audiencia, o para ofrecerle novedosos productos y servicios a través de ingeniosos y atractivos anuncios publicitarios.
Sobre este último punto es importante hacer mención al Seminario de Mercadotecnia “EMOCIstemas… sistemas de medios: universo de emoción”, que desde 2004 se lleva a cabo con temas punteros en la materia, y qué por primera vez, atendiendo a la importancia y prestigio que ha asumido a través de los años, fue presidido por el presidente de Televisa, Emilio Azcárraga Jean.
En esta ocasión el tema fue los mensajes multiplataforma que se refieren al uso de la variedad de medios a fin de desdoblar un mensaje y generar alcance y lealtad de la gente hacia una marca, es decir, una diversidad de medios y plataformas que conviven armoniosamente en lo que se denomina como “EMOCISTEMA”.
Alejandro Quintero, quien es considerado todo un experto en el área, y es el vicepresidente de Comercialización y Marketing de Televisa, habló de un universo multiplataforma, y lo define como un ecosistema de medios en el que todo se relaciona entre sí para dar más de lo que ofrece cada uno de manera independiente, es decir, la televisión enriquece el contenido de otros medios y viceversa.
Esta es la visión y un criterio de avanzada, que se debe aplicar en los años por venir, intentar frenarlo es desear quedarse en la edad de piedra.