Javier Orozco
Milenio
La semana pasada, el presidente Felipe Calderón señaló que más de 200 mil convertidores de televisión analógica a digital se distribuirán y colocarán de manera gratuita en hogares de escasos recursos de Tijuana para convertirla en la primera ciudad donde inicie el apagón analógico en 2013.
Agregó que para noviembre de este año ya se tendrá definida, mediante una licitación pública, cuál será la empresa que distribuirá e instalará dichos decodificadores en las viviendas.
Vaya optimismo del Presidente, porque la mayoría de las licitaciones presentan controversias y lo más seguro es que ésta licitación de decodificadores se podría alargar más allá del próximo mes de noviembre.
Además, el INEGI realizó este año la encuesta sobre la penetración de televisión abierta en los hogares, de la cual resultó que en Tijuana 26.22 por ciento de las casas reciben y producen señales digitales, dato que incluye a los que tienen televisión restringida.
Del total de los hogares -según el INEGI- solo 2.9 por ciento de los que tienen exclusivamente televisión abierta, reciben y reproducen señales digitales en su hogar y entre 2011 y 2012 solo se dio un incremento de penetración de la televisión digital de 3.02 por ciento en Tijuana.
Por donde se le quiera ver, esto es una muestra de la limitada penetración de televisión digital en dicha localidad, pues cabe recordar que el apagón analógico solo se ejecutará si se logra 90 por ciento de penetración en la población que recibe la señal de televisión abierta, y a 2012 -en sentido estricto- solo existe 2.9 por ciento de la misma en los hogares de Tijuana.
Es así que el Ejecutivo federal se puso muy alta la vara para aumentar de 2.9 a 90 por ciento, de cobertura de señal digital en menos de seis meses a través de sus subsidios de conversores digitales, pues la fecha del apagón en Tijuana es el 16 de abril del siguiente año. Aún sumando los hogares con televisión de paga, escalar de 26 a 90 por ciento se ve muy complejo, ¿nomás que nos diga cómo?
Vender espejitos es fácil y el problema lo hereda al gobierno entrante, sin embargo esto es solo un punto de los miles del testamento calderonista.