Javier Orozco/ Milenio
Mañana el Senado votará el dictamen por el cual ratificará o, en su caso, rechazará a cualquiera de las 7 propuestas enviadas por el Ejecutivo Federal para conformar el Instituto Federal de Telecomunicaciones (Ifetel).
Con ello se podrá dar la constitución del nuevo órgano rector de las telecomunicaciones y la radiodifusión en unas semanas más.
Por tal motivo desaparecerá la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel), organismo creado por decreto presidencial en agosto de 1996.
Este órgano desconcentrado surgió en un momento y circunstancia política determinada, derivada de la creciente tendencia en buena parte de los países, a través del fenómeno de la privatización de la operación de las telecomunicaciones; es decir se pasó del monopolio estatal a uno particular que requería vigilancia.
Por desgracia, Cofetel padeció de una subordinación de la SCT, que llevó al problema de la llamada doble ventanilla. Además de que en su actuar existían otras autoridades involucradas como la Secretaría de Hacienda, la Comisión Federal de Competencia, la Comisión Federal de Mejora Regulatoria y la Procuraduría Federal del Consumidor “todas opinando en el proceso de regulación del sector telecomunicaciones”.
Esta situación con la reforma constitucional desaparece al dejar en una simple opinión no vinculante a las Secretarías de Hacienda y Comunicaciones.
Otro de los males que padeció Cofetel fue la designación de sus Comisionados, situación que influyó mucho en su actuar, ya que el gobierno en turno colocaba en muchos casos a personas sin experiencia en el sector como ocurrió con Mony de Swaan, que ahora hasta patea el pesebre que le dio de comer, diciendo que al gobierno de Felipe Calderón le faltó una política clara en telecomunicaciones.
En efecto, llegué a apuntar en varias ocasiones que vivíamos un gobierno sin rumbo, pero que el presidente del órgano encargado de la materia lo señale, no sabemos si interpretarlo como uno más de sus deslices mentales.
Sin lugar a dudas, Cofetel deja una huella que pesará en el Ifetel, primero, para sacudirse su imagen de órgano acotado y, segundo, la curva de aprendizaje que tendrá ante un nuevo marco legal, ya que nada será igual a lo que conocemos en la actual
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