Javier Orozco
Milenio
Si algo queda claro en la radiodifusión es que el único que pone topes a las cosas para que no tengan un camino directo y sin contratiempos es Mony de Swaan, presidente de la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel), que dicho sea de paso, actúa más allá de lo que le permite el artículo 9-E de la Ley de Telecomunicaciones, que hasta sus colegas comisionados salen a desmentirlo.
Aquí un simple caso de cómo Mony de Swaan no solo rebasa sino incumple el citado artículo, al no tener la capacidad de coordinar y/o dirigir los trabajos de la Cofetel.
Si pregonara con el ejemplo, así como hace declaraciones amorfas, Mony ya debería movilizar a su Unidad de Sistemas de Radio y Televisión para dar cumplimiento a la política de TDT y no seguir recibiendo televisores analógicos del exterior; pero junto con la Secretaría de Economía van a paso lento.
Recordemos que la modificación a una Norma Oficial Mexicana (NOM) no implica solamente la decisión de la dependencia y su inmediata publicación, pues requiere de un proceso de impacto regulatorio ante la Cofemer y máxime si se requiere primero adecuar el Reglamento de la Ley de Metrología y Normalización, como es el caso.
Resulta que llevan dos años en redactar un artículo que piensan adicionar al citado Reglamento, para poder emitir la NOM que garantice que todos los receptores de televisión a ser distribuidos o comercializados en territorio nacional, cuenten con la capacidad de sintonizar canales de televisión digital.
De continuar con esta omisión se producirá un fuerte golpe económico tanto al consumidor como al erario, puesto que el consumidor al adquirir un aparato analógico no está informado de que está haciendo una inversión en un producto que quedará obsoleto y tendrá que comprar uno nuevo o, en caso de que no tenga los recursos para ello, no sabemos si será el Estado quien provea lo necesario para la recepción de la señal digital.
En fin, si todo sigue como está, difícilmente para 2015 habrá apagón analógico y no por culpa de los medios; sino por la impericia de ciertos funcionarios.