Con la declaratoria de preponderancia para América Móvil y el interés de ésta en dejar de serlo, es inminente que presente ante el Instituto Federal de Telecomunicaciones (Ifetel) el “plan concreto de desincorporación de activos”, a fin de iniciar el proceso para ya no ser preponderante y dejar de cumplir las medidas asimétricas.
El plan a presentar por América Móvil debe reducir su participación nacional por debajo de 50 por ciento del sector, así como generar condiciones de competencia efectiva en los mercados que integran el sector. Esto lo deberá hacer mediante la separación estructural, o de la desincorporación total o parcial de activos, derechos, partes sociales o acciones; o de la combinación de ambos supuestos.
Para aprobar dicho plan, el Ifetel deberá determinar que, efectivamente, reduce la participación nacional del agente económico preponderante, que se generan condiciones de competencia efectiva y que no se tenga por objeto o efecto afectar o reducir la cobertura social existente.
Al ser el anterior proceso de gran importancia para las telecomunicaciones y requerir de toda la transparencia y participación posible, será necesario que el Ifetel, en ejercicio de sus atribuciones, valore formular una consulta pública.
Dicha consulta debe ser bien planeada en sus preguntas, que no implique al particular, sino a temas estructurales que impacten en la sociedad, a efecto de evitar amparos.
El Ifetel no se puede ver tibio en ese proceso de desincorporación; debe abrirlo a la sociedad e imponer las medidas que aseguren una competencia efectiva. Es primordial que evite continuar con el pésimo precedente que dejó, pues en una serie de señales encontradas estableció un plazo de 18 meses para valorar si Telmex puede dar servicio de televisión.
No se puede tener un órgano regulador condescendiente cuando tiene en el cajón asuntos como el de UnoTv o el amasiato Dish-Telmex. Con este tipo de inacciones, lo único que puede ocurrir es que el Ifetel ponga en riesgo la reforma, cuando ésta ocupa un lugar de aceptación favorable en la opinión pública. En las manos de los comisionados está el éxito o fracaso de la reforma.