Javier Orozco
Milenio
En días recientes se ha venido hablando del uso y destino que se le debe dar al espectro ante la era digital. Hoy se comenta de la banda de 700 Mhz, en virtud de los 108 Mhz que se pueden liberar por la transición de la tv analógica a la digital, pero se olvidan una serie de consideraciones y hechos que hay a su alrededor.
De entrada, existen en perspectiva tres bandas de frecuencia óptimas para dar el paso al mundo digital: 1.7 GHz (con 90 MHz disponibles); 2.5 GHz (con 190 Mhz) y 700 MHz (con 108 MHz). La primera de las mencionadas aún no puede concluir su consolidación debido a la cantidad de litigios que se interpusieron en su licitación la segunda está en un proceso de rescate que todo indica irá a parar a tribunales, y finalmente, la tercera se ha optado por el sistema de segmentación de Asia-Pacífico.
No hay que olvidar que el espectro es un recurso esencial para el desarrollo de las comunicaciones inalámbricas, las cuales vienen evolucionando hacia redes que permiten al usuario gozar de los beneficios de una comunicación universal, es decir, en cualquier momento y en cualquier lugar.
En este sentido, corresponde al Estado, como administrador de este recurso -al ser parte del dominio de la nación- el reajuste permanente de sus políticas públicas referidas a la administración, uso y destino del espectro. Por desgracia esto último es lo que ha faltado en la presente administración pública.
De acuerdo con las tendencias internacionales, la posibilidad de reasignar espectro hacia servicios móviles digitales es una constante, pero en nuestro país no ha podido avanzar debido a tres factores: una empresa dominante en telefonía fija y móvil, además de los “caprichos” de algunos operadores y la ventana de la litigiosidad.
Mientras no se valoren aspectos como el número de concesionarios que podrían operar en una banda, la cantidad máxima de espectro por asignar, la interoperabilidad, el impacto en la competencia y la inversión, difícilmente habrá un avance. Queda claro que espectro hay, lo que falta es un administrador eficiente que ponga orden.