Si bien no con la velocidad que deseamos, la reforma en telecomunicaciones parece ser el cambio estructural de la 62 Legislatura que ha mostrado más resultados. Podrá haber comentarios encontrados y críticas, pero es una reforma que ha caminado.
El pasado viernes, el Instituto Federal de Telecomunicaciones (Ifetel) dio un paso más en las medidas asimétricas para el agente preponderante en telecomunicaciones, ahora con las reglas para la desagregación del llamado bucle local de las subsidiarias de América Móvil (Telcel, Telmex y Telnor), al cual le deben estar notificando.
Pero, ¿qué es el bucle local? Es el cable que conecta la central de telefonía con el usuario final (casa o su negocio). De acuerdo con los expertos, es la parte que requiere de mayor inversión, y lo que ocurría en nuestro país es que Telmex ni siquiera consideraba arrendarlo a la competencia, manteniendo así su monopolio en las regiones donde otros competidores no podían acceder.
No olvidemos que en 1990 se privatizó el monopolio estatal en materia telefónica y, por lo mismo, desde su origen Telmex surgió como preponderante, a pesar de los esfuerzos que se hicieron por abrir la competencia.
Pero es realmente la reforma en telecomunicaciones —que cumplió dos años— la que permitirá a otras compañías acceder a la infraestructura de las empresas de América Móvil, sin necesidad de incurrir en cuantiosas inversiones o de pagar precios altos y arbitrarios por su uso.
Se podrá pensar que es injusto para el que invierte, pero la competencia permitirá mejores servicios y precios al usuario. Al tiempo.
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