Debido a que México es un país altamente sísmico, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha desarrollado una serie de instrumentos de alta sensibilidad para estos fenómenos, que la colocan a la vanguardia a escala mundial.
Así lo afirmó Raúl Valenzuela Wong, investigador del departamento de Sismología del Instituto de Geofísica (IGF).
Sismómetros, sistemas de posicionamiento global (GPS), interferometría por radar, satélites y avances en computación y telefonía celular hacen posible registros más precisos, una mejor localización del origen de un temblor y comunicación para tener inmediatez en los datos.
La interferometría por radar, explicó, “utiliza satélites en órbita, que mandan una señal a la superficie de la Tierra. Con este instrumento se hace la medición del tiempo que tarda en ir y venir”.
“En caso de un sismo, mide el movimiento que se produce de un lado de la falla con respecto al otro. En lugares como la Ciudad de México, se utiliza también para medir el hundimiento de la tierra como consecuencia de la extracción de agua”, agregó.
Valenzuela dijo que con los equipos de banda ancha se han descubierto los tremores tectónicos, sismos muy pequeños frecuentemente asociados con los sismos lentos.
“Se trata de varios microeventos que ocurren en un lapso relativamente corto y es difícil separarlos unos de otros”.
El investigador de la UNAM comentó que en México, diariamente, el Servicio Sismológico Nacional reporta hasta 60 sismos, casi todos muy pequeños y repartidos por todo el territorio. “La mayoría no son un aviso de la ocurrencia de uno más grande horas o días después”.