2018-12-27
Con la tortura que impone las viejas páginas del calendario, el 2018 se acerca cada vez más a su fin lleno de perspectivas múltiples sobre su desempeño. Algunos, por motivos personales, lo considerarán un año para el olvido. Doce meses cargados de inesperadas puñaladas y más de un desengaño. Contrastando, hay a quienes este año les regalaron una nueva vida, una nueva visión, más de una alegría.
Luego queda la mayoría, ésos que titubearon en su andar pisando en el lado de la felicidad o la nostalgia según avanzaba cada paso. Éstos son los normales, los que saben que cada nuevo año es una colección de sentimientos donde la sonrisa precisa de la lágrima para ser apreciada.
Sin embargo, caminar hacia adelante implica entrar en ese mundo de deseos e imprecisiones que obsequia todo comienzo. Es de esta manera que el 2019 viene cargado de expectativas para todos los actores de ese medio ambiente llamado telecomunicaciones.
Una de las principales incógnitas es ver cómo la nueva administración presidencial se acerca a un sector tan neurálgico para el crecimiento económico del país como son las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC). ¿Acaso se continuará dando énfasis simplemente a la infraestructura —elemento esencial de cualquier red de telecomunicaciones— al momento de contemplar iniciativas de desarrollo e innovación social? ¿Quiénes liderarán estos proyectos y qué periodo de duración tendrán los mismos? ¿Recordarán los arquitectos de tales planes que la pobreza y las diferentes brechas digitales que existen en México no tienen fecha de caducidad? También hay que recordar aquellos actores que tienen tatuada la palabra convergencia en su rostro y venden cada día con más ahínco la importancia de que un operador pueda ofrecer todos los servicios que le permite su arquitectura de red. En este renglón, me parece que continuaremos observando cómo la promoción de tales objetivos ignora adrede la estructura de costos para la provisión de un nuevo servicio, especialmente en todo lo que se refiere a ganar un nuevo cliente.
Sería interesante escuchar a los diversos expertos del mercado comenzar a hablar de telecomunicaciones como lo que es, una industria que se encuentra en una difícil evolución de dejar de ser identificada simplemente con el acceso para transformarse en un proveedor de servicios digitales, un segmento del mercado donde de las TIC y los grandes proveedores que protagonizan a esta nueva economía, no siempre colaborativa, carecen de infraestructura de telecomunicaciones. ¿Cómo lograr que los operadores tradicionales, aparte de la conectividad, también ofrezcan al usuario el servicio de valor agregado? ¿Cómo frenar ese declive de simplemente ser una tubería que transporta datos de terceros?
Regresando al aspecto humano, desafortunadamente no veo que los primeros meses del 2019 se porten de forma diferente a los últimos de este moribundo 2018. En otras palabras, continuaremos con ese general desdén hacia todas las mujeres que se han ido forjando como verdaderas expertas del mundo de las TIC. Hasta que no se vea mayor diversidad de género perderemos todos. México tiene la riqueza de contar con numerosas mujeres que cada día enriquecen al sector de telecomunicaciones con su perspectiva y conocimiento. Encontrar a estas alturas eventos donde los panelistas o finalistas no incluyen una mujer es simplemente tan sorprendente como anacrónico.
Finalmente, el próximo año veremos en América Latina diversos anuncios del lanzamiento de la tecnología 5G por parte de algunos de los principales operadores de la región. El rol de esta tecnología en incrementar la eficiencia y productividad de diversos segmentos de la economía actúa como ente de presión para que México inicie sus despliegues, sobre todo en los esfuerzos del mercado por actores no tradicionales de potenciar la utilización del Internet de las Cosas como parte integral de su modelo de negocios.