A reserva de que en mayo próximo, una vez hecho el pago por 36 estaciones de radio, se ventile en definitiva el nombre de los socios de Tecnoradio, en el IFT que lleva Gabriel Contreras se tiene documentado que no hay nadie más detrás de los que aparecen como socios en el acta constitutiva, es decir sean Eduardo Bañuelos Santan, René Padilla y Francisco Javier Márquez Lozano, quienes ni remotamente son conocidos en la industria de la radiotransmisión.
¿Candidez en el IFT? Hasta donde se sabe los socios de esa firma pasaron sin mayor problema los filtros de control, incluyendo solvencia moral y la compulsa de datos que realiza la Unidad de Inteligencia Financiera. Pero persisten los misterios en torno al grupo que elevó drásticamente los precios de las estaciones bajo concurso, y al tiempo multiplicar exponencialmente el valor de los refrendos que deben pagar al IFT los grupos radiofónicos existentes. Vaya, ¿por qué a unos días de ganar la licitación, Carlos Lara (director de IMER) y Alfonso Amilpas vendieran sus acciones de Tecnoradio, sin un precio establecido y sin saber a quién.
El misterio se ahonda todavía más con el deslinde que Adrián Pereda hizo de él y su familia, de participar en esa compañía. Esto deja viva la sospecha sobre una operación encubierta muy elaborada para un millonario fondeo. Pero en todo caso las pistas acerca de los hipotéticos “propietarios enmascarados”, serán más precisas cuando en los próximos seis meses comiencen a transmitir contenidos… así sea pura música comprada al granel para llenar el espectro.