A la luz del contexto global, desde varias décadas, millones de mexicanos se han visto en la necesidad de adoptar el uso de la tecnología digital en su vida diaria y profesional. El gobierno, quien debería poner el ejemplo en este tipo de situaciones, ha tardado un poco más en hacer lo propio, pues fue hasta noviembre del 2013, en el marco de la reforma constitucional en materia de telecomunicaciones, que el entonces presidente, Enrique Peña Nieto, promulgó la Estrategia Digital Nacional (EDN), oficializando así, por primera vez en México, la implementación de la tecnología digital en la administración pública.
A grandes rasgos, la EDN era un plan de acción a cinco años donde se plantearon cinco objetivos para lograr acercarnos a la transformación a un e-gobierno (o gobierno electrónico): (i) transformación gubernamental, (ii) economía digital, (iii) educación de calidad, (iv) salud universal y efectiva, y (v) seguridad ciudadana. Dentro de cada objetivo se establecieron líneas generales de acción y objetivos secundarios para flexibilizar el alcance de las metas.
¿Cuál fue el resultado? De acuerdo con la información arrojada por la encuesta anual de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en “e-gobiernos”, misma que mide el nivel de transformación digital del sector público de los países miembro en relación con la eficacia, transparencia, responsabilidad y acceso a los servicios públicos, México pasó de estar en el lugar 55 en el 2012 al 64 en el 2018. Si bien es cierto que las métricas de la ONU no son idénticas a las establecidas en la EDN, está claro que aún nos queda mucho por recorrer.
Pero no todas son malas noticias. México sabe que no puede competir como e-gobierno al mismo nivel que países como Dinamarca, Australia o Corea del Sur (podio de honor de la ONU), pero eso no ha impedido que incursione en la innovación digital para sus servicios públicos, habiendo algunos claros ejemplos en los más recientes años que han sido premiados por la Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información (World Summit on the Information Society), como:
- Tu empresa en línea. Plataforma que permite al usuario constituir una empresa desde la comodidad de su computadora, con el uso de la e-firma y a través de una sociedad por acciones simplificadas.
- Estándar de datos de contrataciones abiertas. Modelo que fomenta y aumenta la transparencia gubernamental en las licitaciones públicas.
- @prende 2.0. Programa de la Secretaría de Educación Pública que busca la formación de docentes a través de las tecnologías de la información.
Estamos lejos de lograr ser un “e-gobierno”, pero lo importante es que la administración pública de nuestro país siga entendiendo que su mejor cómplice para el desarrollo integral de sus políticas públicas es la tecnología. Si quiere estar a la par del sector privado, el gobierno tiene que invertir tiempo, dinero y esfuerzo en una nueva Estrategia Digital Nacional que le permita facilitar y mejorar sus servicios y procesos internos. El futuro es ahora, no mañana.