Noticieros Televisa | 4 Abril 2016
La fusión entre Bouygues Telecom y la empresa estatal francesa Orange se desplomó por diferencias de opinión insalvables, de acuerdo con fuentes cercanas a la operación.
Cuando el primer ministro francés, Manuel Valls, llamó al multimillonario Martin Bouygues en un intento por salvar la fusión entre Bouygues Telecom y la compañía de telecomunicaciones controlada por el Estado, Orange, ya era demasiado tarde.
La operación habría creado a un actor dominante en un sector dañado por la fuerte competencia, pero el acuerdo se desplomó cuando Bouygues decidió no vender su negocio de telecomunicaciones al ex monopolio estatal, a pesar de que él mismo había planteado la idea meses antes.
El hecho de que Bouygues hubiera confirmado que el poco rentable proveedor de servicios de telecomunicaciones que fundó en 1994 estaba a la venta hizo que tanto sus rivales como el ministro francés de Economía, Emmanuel Macron, pensaran que el empresario no tenía más remedio que desprenderse de la firma, según personas cercanas a las discusiones.
“Es, probablemente debido a esta primera impresión, que todos trataron de hundirlo”, dijo una de las fuentes, vinculadas a Orange, en referencia al gobierno francés, que tiene 23 por ciento de Orange, y a sus rivales Iliad y SFR .
Para que la operación hubiera salido adelante, Iliad y SFR tenían que haber estado de acuerdo en comprar algunos activos de Bouygues Telecom que aliviaran los problemas de competencia. Portavoces del Ministerio de Economía francés, Orange, Bouygues, SFR y Iliad no hicieron comentarios.
Las semanas de conversaciones fueron la mejor oportunidad en años para contar con un actor menos y reducir la presión de la competencia que ha lastrado los beneficios de la industria francesa y alejado el capital necesario para la inversión en redes que mejoren el servicio en una economía basada cada vez más en los datos.
El fracaso supone un golpe, no sólo para las empresas, también para el gobierno francés.
Los mercados europeos reaccionaban al colapso del acuerdo y provocaban un desplome las acciones de Bouygues, que se hundían un 14.85 por ciento. Los títulos de Orange caían 4.81 por ciento.