“No es la última palabra” dijo desafiante Steve Kay, consejero general de Roku, en contra de la sentencia definitiva del Tribunal XII de la Ciudad de México por la cual ya no podrá vender en el comercio formal la cajita de acceso a múltiples canales pirata de audio y video, pues asegura que ello no impedirá a los hackers clonar y difundir contenidos por Internet. Puede que tenga razón: lo barato aunque sea chafa, ilegal y/o peligroso, como el combustible adulterado de los huachicoleros, tiene clientela.
Ante una actividad articulada de crimen organizado para robar —ya sea de productos o ideas—, es obligado apelar al sentido común de los consumidores, como lo hace María Fernanda Garza, de la International Chamber of Comerce: reporta que la piratería digital provoca pérdidas de 213 mil millones de dólares, robando distribuidores, guionistas, programadores, actores, músicos, animadores, editores, escenógrafos, arreglistas, tramoyistas y a toda la cadena global de creatividad. Ello empobrece la nueva cadena que detonó el streaming con servicios Over The Top como Netflix, Blim, ClaroVideo, o Spotify.
Además las “cajitas” de Roku o Kodi exponen al usuario al robo de identidad, clonación de tarjetas y extorción, explicó.
En ello coincide Ygor Valerio de la Motion Picture Association, y también Armando Manzanero de la Sociedad de Autores y Compositores de México y la Coalición por el Acceso Legal a la Cultura.
Ante estos ciberdelitos, el Estado debe actuar con precisión tecnológica… pero ello será insuficiente mientras los consumidores —los mismos que se quejan de la corrupción y el mal gobierno— compren huachicol digital.
Querétaro, en eje TLC. Y durante la pasada reunión de la Asociación Nacional de Gobernadores de EU, Francisco Domínguez aprovechó el foro para enfatizar los beneficios de la integración productiva regional que ha hecho de Querétaro uno de los sitios más favorables para invertir en cadenas de valor que se extienden desde el Bajío hasta el Yukón. Mejorar el TLC nos conviene.