Con base en un trabajo de investigación realizado por la agencia The Competitive Intelligence Unit (CIU) se analizó los efectos que ha tenido la Reforma en Telecomunicaciones desde su promulgación en 2013. El trabajo concluye que la inversión extranjera es un factor determinante para la reducción en los costos y la competitividad en el sector e influye en la transformación tecnológica de la radiodifusión. Sin embargo, el análisis concluye que, a pesar de ese impulso, el agente preponderante sigue dominando el mercado de las telecomunicaciones.
A tres años de la reforma en telecomunicaciones, ¿cuáles son sus avances? Se crearon nuevos entes institucionales, como el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) que sustituyó a la Cofetel, así como el Organismo Promotor de Inversiones en Telecomunicaciones (Promtel); el ejercicio de recursos para el desarrollo de infraestructura; la disminución de tarifas al usuario final; la eliminación de la larga distancia nacional e internacional y, en temas de radiodifusión, el cambio más notorio fue el apagón analógico.
En términos cuantitativos, estos cambios se refieren a una disminución de precios en el periodo de vigencia de la reforma de 22.6 por ciento, que genera un ahorro de alrededor de 20 mil millones de pesos a los consumidores. La reforma en telecomunicaciones también tiene efecto en la inversión privada, los cuales generaron una inversión nacional que asciende a 164 mil millones de pesos durante estos tres años y una Inversión Extranjera Directa (IED) que se calcula en 2,712 millones de dólares en el último año. Esto permite que empresas del exterior inviertan hasta 100 por ciento en el mercado de las telecomunicaciones, como el caso de AT&T,quien regresó a México para competir directamente con Telmex.
Estos efectos positivos son consecuencia de la puesta en marcha de la reforma y de la posterior Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión. No obstante, la asignatura pendiente es la competencia efectiva en los mercados que conforman este sector convergente.
En estos tres años no hay evidencia de una reconfiguración y balanceo del mercado frente a la excesiva concentración que ostenta el agente económico preponderante en telecomunicaciones, en este caso Telmex, la cual es calificada en este concepto por el IFT[1]. Con la reforma es evidente que se crearon nuevas oportunidades para los operadores; sin embargo, esto es insuficiente para reducir la participación de mercado del preponderante, objetivo central de la reforma.
Ernesto Estrada, comisionado del IFT, reconoce que el balance es positivo en las acciones y efectos de la reforma. No obstante, estos cambios son consecuencia de la intervención regulatoria, por ejemplo, a partir de la eliminación de los cargos de interconexión a favor de los operadores competidores y no resultado de la dinámica de mercado por sí misma.
La tarea pendiente del regulador es, precisamente, la gestación de competencia efectiva. La política pública y regulatoria sectorial se compone por este pilar y sólo a través de su ejecución eficaz se puede asegurar la materialización esperada de efectos y promesas de la reforma constitucional, que hoy es preferible por mucho, ante el escenario pretérito de pasividad e ineficacia regulatoria.
