Ahora que el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) decidió autorizar que Telcel adquiera 60 Megahertz (MHz) de la banda 2.5 Gigahertz (GHz) que, originalmente, fueron concesionados al Grupo MVS de la familia Vargas, los responsables de ese organismo regulador tienen a cuestas la responsabilidad de acelerar la licitación de las frecuencias restantes en ese segmento.
Como usted recuerda, la banda 2.5 GHz originalmente estaba destinada para servicios de televisión y audio restringido. Sin embargo, al conocer su valor e importancia, la Comisión Federal de Competencia recomendó en 1999 abrir sus usos al mercado de datos y telefonía. Una joya.
Por ello, ahora que 60 MHz de esta banda se van a los activos de Telcel, el IFT tiene que acelerar la licitación de los recursos disponibles para la competencia que aún quedan en el espacio de los 2.5 GHz. Sólo de esa forma, el IFT que encabeza Gabriel Contreras podría, en este caso, volver a cumplir el mandato conferido de manera constitucional de promover la competencia y la generación de un terreno competitivo equilibrado entre operadores. Le comento lo anterior porque resulta que en uno de los momentos de mayor demanda de servicios de internet para dispositivos móviles, el IFT aprobó esta concentración de Telcel, con lo cual el gigante de la telefonía inalámbrica reforzaría su posición como actor preponderante en el mercado de telecomunicaciones. Si el IFT no acelera la licitación, entonces no sólo dará a Telcel y su controladora más espectro sino un tiempo clave para aventajar a sus competidores.
¿Me pregunto si la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) hubiera aprobado tal concentración? Ya sé, ya sé, que el organismo que encabeza Alejandra Palacios no se ocupa de las telecomunicaciones, me lo han explicado varias veces. Sin embargo, con las resoluciones tan importantes que la Cofece ha alcanzado en el sector financiero recientemente, sin detenerse ante el tamaño de los intermediarios afectados o las implicaciones políticos, tuve la tentación de preguntarme si en materia de competencia y equilibrios en el mercado de las telecomunicaciones, el IFT está haciendo un buen trabajo. Dicen en muchos círculos empresariales y sociales que la Cofece sí está protegiendo los intereses de los consumidores. Además, su comunicación con medios y actores involucrados ha resultado impecable. Pero volviendo a la banda de los 2.5 Gigahertz y al IFT, los participantes en este sector que compiten en este mercado han solicitado a los reguladores que aceleren la licitación de las frecuencias restantes de la banda 2.5 GHz pero que también establezca en dicho proceso los mecanismos necesarios para evitar que el participante preponderante (Telmex, por supuesto) continúe con la concentración de una mayor cantidad de espectro radioeléctrico, con lo que tendría mayores ventajas competitivas que impiden el desarrollo y libre concurrencia para sus rivales comerciales. Eso dicen ellos, los competidores de Telmex.