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Paquete económico 2021, optimismo

2020.09.09

Vía El Economista

El paquete económico para el 2021 destila optimismo.

A pesar de que el gobierno prevé ingresos 3% inferiores a los registrados en 2019 y un presupuesto más austero, presupone fuerte recuperación y comportamiento positivo de las principales variables.

El paquete económico no propone aumento de impuestos, salvo el ajuste inflacionario; prevé el uso prudente de la deuda pública; prioriza la inversión pública en salud e infraestructura y blinda la red social de protección.

Todo esto quiere decir que no habrá cambio de rumbo.

Es decir, se mantiene la inversión en las obras insignia del gobierno: Dos Bocas, Santa Lucía, Tren Maya (recibirá 485 más de presupuesto) y se garantiza el flujo de recursos para los programas sociales. Además se mantiene intacto el nivel de inversión en Pemex y CFE. Y por supuesto, no prevé un plan contra cíclico para impulsar a la economía nacional.

La Secretaría de Hacienda proyecta que la economía mexicana crecerá el próximo año 2021 a una tasa de 4.6 por ciento.

Se trata del pronóstico más optimista de crecimiento económico y destaca la esperanza de una vacuna anti-Covid-19 temprana que permitiría una reapertura económica más amplia a principios del próximo año. Sin embargo, ayer 8 de septiembre, mismo AstraZeneca anunció la suspensión de las pruebas de las vacunas anti-Covid-19 porque investigará el caso de un paciente que tuvo efectos colaterales graves. El Presupuesto de Egresos de la Federación prevé una inflación anual de 3% para el cierre del próximo año; una tasa de interés del 4% y un tipo de cambio de 22.1 pesos.

Respecto al comportamiento del mercado petrolero internacional también denota optimismo.

Calcula que el precio de la mezcla mexicana de petróleo de exportación se ubicará en 42.1 dólares por barril.

Y estima que la plataforma de producción alcanzará los 1.85 millones de barriles diarios.

Funda su pronóstico en el nuevo entorno de demanda y precios, y el renovado énfasis en la eficiencia en la producción abastecimiento de combustibles por parte de Pemex.

No toma en consideración que en el mes de julio, la producción de  Pemex  cayó a niveles de hace 40 años

Para ese mes, Pemex rompió su piso de producción con una extracción de 1.595 millones de barriles al día.

En esencia, el Paquete Económico para el 2021 no contiene ninguna sorpresa respecto de las esperanzas de quienes creen que el gobierno dará un viraje en su política económica.

Pemex y CFE, ¿palancas o lastres?

El diagnóstico es devastador: Pemex y CFE no generan valor, sólo pérdidas. En consecuencia, no pueden convertirse en la palanca del desarrollo nacional. Esa es la conclusión puntual de México Evalúa, el centro de pensamiento y análisis que monitorea y evalúa la operación gubernamental. Advierte que es grave la condición financiera de ambas empresas de energía.

Su pobre desempeño es reflejo de las fallas en la supervisión y gobierno corporativo, que además han derivado en escándalos de corrupción, problemas de impacto socioambiental y pérdidas de inversión en el sector energético.

México Evalúa, dirgido por Edna Jaime advierte que aunque Pemex y la CFE al final de este año habrán ejecutado 20% del gasto público total, equivalente a cerca de 1 billón 230,000 millones de pesos. A pesar de ello, ya registran al cierre del primer semestre, pérdidas que suman 703,000 millones de pesos y Pemex registró el nivel de producción más bajo en 40 años.

No sólo se trata de un serio problema de finanzas públicas, se trata de fallas en el gobierno corporativo de las empresas.

Este gobierno —advierte— se ha caracterizado por influir indebidamente para favorecer a Pemex y a CFE en distintos rubros del mercado energético. Esas malas prácticas ya tuvieron consecuencias: la inversión extranjera directa del sector energético pasó de 6,820 millones de dólares en 2018 a sólo 1,119 millones de dólares al primer trimestre de 2020.

Por lo que revela México Evalúa todo indica que en lugar de palancas de desarrollo, Pemex y CFE más que palancas de desarrollo podrían convertirse en lastres de las finanzas públicas y de la calificación crediticia soberana. Al tiempo.

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