2019-04-25
Una sociedad que se ha forjado bajo estándares de una cultura masculina, machista y misógina tiene un gran trabajo que hacer para voltear a ver la situación de la mujer, vulnerable y desigual.
El cuarto jueves de abril se conmemora el día de las niñas en las tecnologías de información y comunicación. Ello como parte de una iniciativa de la ONU que busca visibilizar la inequidad que existe en todo el mundo respecto de la inclusión de niñas y mujeres en las TIC.
Los números que existen no son nada halagüeños y nos muestran la precaria situación laboral y educativa de las niñas y mujeres en el país y su relación con en el uso de las tecnologías de información y comunicación y los puestos de trabajo asociados a dichas disciplinas.
De acuerdo con los datos de la Encuesta sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información y la Comunicación en los Hogares (ENDUTIH), en la actualidad el 51.5% de los usuarios de Internet son mujeres, un porcentaje ligeramente mayor al de los varones que representan un universo del 48.5% del total. Este dato nos haría pensar que el acceso a las TIC en México es equitativo y eso es real, aunque las posibilidades de desarrollarse profesionalmente en alguna disciplina relativa son mucho menores.
De acuerdo con la calculadora de probabilidades de adopción de TIC y usos de Internet en México del Instituto Federal de Telecomunicaciones, existe una diferencia notable en los datos sobre trabajo: de cada 10 hombres que habitan el país, 7 trabajan. Mientras que, por cada 10 mujeres, sólo 3 trabajan y 4 se dedican al hogar.
Por si la brecha laboral no fuera suficiente, el portal de equidad de género de la Organización para Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), menciona que la brecha salarial entre hombres y mujeres asciende a 11 puntos en nuestro país, lo que equivale que no sólo existan menos mujeres empleadas, sino que ganan menos que un hombre.
La situación se complica entonces para nuestras niñas y adolescentes, puesto que no sólo tienen menos ventaja para dedicarse a una carrera de las llamadas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería o matemáticas por sus siglas en inglés), sino que además de la contracorriente cultural que ello implica, tendrán que enfrentarse a una desigualdad salarial latente.
Combatir esa desigualdad implica mirar a profundidad el hecho y ubicar sus causas, que, sin duda, caen en el ámbito cultural y educativo. Una sociedad que se ha forjado bajo los estándares de una cultura masculina, machista y misógina tiene un gran trabajo que hacer para voltear a ver la situación de las mujeres, vulnerables y desiguales en muchos sentidos.
Además, vivimos una cultura es donde todos los referentes de éxito son masculinos y en el mejor de los casos, las mujeres suelen representarse como meros acompañantes. Ante tal situación, la educación se vuelve un elemento central para combatir la brecha digital de género y lograr primero una sensibilización tanto de niñas, como de niños, además de sus padres, tutores y profesores sobre la problemática, para posteriormente, involucrar a todos en la construcción de oportunidades, programas y desarrollos que puedan elevar la competitividad de las niñas en la tecnología.