No hay frase más común que se escuche actualmente cuando se habla de entretenimiento y televisión que la siguiente: “Yo no veo televisión; veo Netflix. Llego a mi casa y pongo una serie”. Algunas personas lo dicen con timidez, quizá porque no quieren herir la susceptibilidad de quienes trabajamos haciendo TV; pero lo cierto es que al final terminan confesándolo.
Hace unos días Javier Tejado, de Televisa, escribió en su columna de El Universal que ya se están organizando los reguladores y operadores de todo el mundo para meter en cintura a empresas y servicios como los que prestan Netflix o Apple TV.
El problema es muy severo: una empresa de contenidos los crea con una fisonomía más o menos universal desde los Estados Unidos. Ahí estos contenidos son fácilmente traducidos o subtitulados a varios idiomas, y del resto se encarga el internet de alta velocidad en cualquier país. Basta con que uno tenga una buena conexión a internet para suscribirse a Netflix y pagarle a esta firma estadounidense una mensualidad para mirar todos los contenidos que ha aglutinado y los que está produciendo.
Pero en cada localidad del planeta las cosas son distintas. Netflix paga impuestos en Estados Unidos, mientras los creadores y transmisores de contenidos en otros países pagan impuestos y enfrentan costos de cada país en particular. La gran pregunta es ¿qué tipo de impuestos debe pagar Netflix en un país como México para que todos los proveedores de contenido estén compitiendo con base en condiciones equivalentes?
Netflix es a las empresas televisoras globales lo que Uber a los taxis de las ciudades. Mientras los taxistas pagaban ‘revista’ y tenían que pintar sus unidades; los operadores de Uber no enfrentaban esos costos.
Ayer el Financial Times publicó que existe interés potencial de Apple por una posible adquisición de Netflix. Es un rumor que se ha dicho en varias ocasiones, lo cual, en mi opinión, pondría en mayores aprietos a las televisoras. Netflix está a punto de rebasar la barrera de ventas mayores a Dlls. $ 2 mil millones cada trimestre. Su estructura de operación es ciertamente de vanguardia. Para darnos una idea, cada mes inyecta Dlls $ 70 millones en recursos para Investigación y Desarrollo, y sus Directores Corporativos de Talento, Producto y Contenidos tienen tanto peso corporativo como su Director Financiero.
Netflix es el ‘enemigo a vencer’ para las televisoras del mundo porque, además de todo, ya está creando contenidos de alto atractivo local (como la serie de El Chapo, que pronto lanzará). Netflix es la prueba del ácido para la industria televisiva mundial. La solución no solo es la regulación, sino la creación de contenidos atractivos en la era digital.