Vía El Economista
Parecía que era un tema del futuro; que faltaba mucho para que fuera una realidad en el mundo. Sin embargo, hoy ya es una realidad. Llegó mucho más pronto de lo que todos esperaban.
En el mundo se registra ya una nueva revolución. Se trata de una transición tecnológica mundial.
Y en el centro de la innovación, viene la electromovilidad, en el que están centradas las economías más poderosas a nivel internacional en su producción, y en la mayoría de las naciones, sobre todo desde el consumo.
Los híbridos y cada vez con mayor fuerza los eléctricos se están vendiendo cada vez más en el mundo.
En el contexto de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, ésta última nación está avanzando en el desplazamiento de sus vehículos de combustión y eléctricos.
En EU su industria automotriz registra una huelga histórica que mantiene la poderosa organización sindical: United Auto Workers (UAW) en las tres principales armadoras: Ford, Stellantis y General Motors, provocada, en parte por la transformación que se está registrando en la industria automotriz precisamente hacia la electromovilidad
Por otra parte, China avanza en su masivo despliegue mundial. Los autos chinos se están vendiendo como “pan caliente” en cada vez más países. México no es la excepción.
De acuerdo con un análisis de Frost Sullivan, solicitado por la Asociación Mexicana de la industria automotriz que encabeza José Zozaya, las principales economías desarrolladas, igual que algunas en vías de desarrollo, han implementado programas de estímulos para la compra de vehículos híbridos y eléctricos.
El diagnóstico de lo que ocurre en México es muy claro, pero nada prometedor, tanto para la transformación de la industria automotriz mexicana como para el fomento de la transición de los consumidores de la combustión hacia la electromovilidad.
Al igual que sucede en el contexto internacional, en México el sector transporte es responsable de alrededor del 25 por ciento, o la cuarta parte del total de emisiones de carbono en México.
En este contexto, la transición a la electromovilidad se convierte en una alternativa viable y eficiente para reducir las emisiones de CO2 del sector, con el objetivo de mejorar la calidad del aire, y cumplir con los compromisos firmados por México a nivel internacional.
En noviembre de 2022, el gobierno mexicano firmó un nuevo compromiso en la Cumbre Climática realizada en Egipto (COP27), en el cual se compromete a reducir las emisiones hasta en un 35% para 2030, y a convertirse en un país neutral en carbono para 2050.
Esto significa, dejar de emitir aproximadamente 297 millones de toneladas de carbono en 2030.
Sin embargo, tales compromisos en el escenario internacional contrastan con lo que ocurre en el ámbito legal nacional.El marco legal existente, es apenas, un conjunto de iniciativas, leyes y normas adaptables, que, de manera aislada, y con objetivos y alcances limitados, apoyan eventualmente la transición hacia la electromovilidad en el país.
La estructura y el contenido del marco regulatorio actual no han logrado plasmar con claridad las condiciones y reglas del juego, están dispersos en lo general, y aún existen muchos huecos en cuanto a normatividad y reglas secundarias para cada sector en específico, así como la falta de visión a mediano y largo plazo.
Tal estado de indefinición, genera incertidumbre en los inversionistas nacionales y extranjeros, quienes necesitan reglas claras para llevar a cabo sus planes y proyectos con la mayor certeza posible.
Del mismo modo, para los consumidores, el tema de incentivos y financiamiento aún es limitado y hay mucho por hacer.
De acuerdo con cifras de Frost & Sullivan, existen en México alrededor de 1 mil 336 estaciones de carga pública o semipública, con un total de 3 mil 206 conectores, esto significa un promedio de 2.4 conectores por estación.
Si bien México, es el país con mayor número de puntos de carga en América Latina, existe una necesidad importante de incrementar el número de estaciones de carga, para lograr una mayor adopción de vehículos eléctricos.
La consultora especializada recomienda que se incentive la instalación de cargadores de corriente directa, que disminuyan los tiempos de recarga de los vehículos.
En términos de cobertura, la infraestructura de carga se encuentra distribuida a lo largo del territorio nacional, pero aún es insuficiente.
México podría convertirse en un hub de producción de autos eléctricos y podría impulsar la venta y compra de este tipo de autos pero requiere de un sólido compromiso con las energías limpias. Veremos si el próximo gobierno lo entiende y toma el reto. Al tiempo.