Vía La Lista
Al entregar el Paquete Económico 2024 a la Cámara de Diputados, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público ignoró –en la Ley de Ingresos– y por sexta ocasión las recomendaciones del Instituto Federal de Telecomunicaciones, IFT, de reducir el costo del espectro radioeléctrico. Dicha circunstancia tendrá efectos negativos en distintos niveles para el país en lo que será el último año de la administración del Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Menos internet: A pesar de que la promesa fue “internet para todos”, el Estado mexicano no ha tenido la capacidad en términos de infraestructura para dotar de ese derecho a los ciudadanos. Si bien el reto es sumamente complejo, la oferta de un país más interconectado podría consolidarse a partir de la participación de la iniciativa privada, siempre y cuando haya condiciones para ampliar los servicios.
Por ejemplo, se estima que en América Latina hay 34 millones de suscripciones de 5G, cifra que se duplicará a lo largo de 2024. Para México, la sola posibilidad de bajar el costo del espectro radioeléctrico y ubicarlo en el promedio que maneja la región, abriría la puerta a que 5 millones de mexicanos más tuvieran hoy internet. Nada mal para el tamaño del reto.
Menos inversión: En el contexto internacional, el fenómeno del nearshoring entendido como un reacomodamiento de las grandes industrias a partir de las tensiones políticas y económicas globales, podría ser desaprovechado. Mientras Estados Unidos empuja su divorcio comercial con China y con ello la instalación de su potente manufactura en América Latina que necesita tecnología 5G para operar tecnología de punta, México atora y complica el mercado de las telecomunicaciones.
Al ser el espectro radioeléctrico mexicano 62 por ciento más caro que la media mundial, miles de empresas con la necesidad de reubicarse y sobre todo con el apetito de aprovechar la innovación tecnológica, estarían descartando a nuestro país por la falta de condiciones para hacerlo. A muchos servidores públicos del gobierno federal y gobernadores estatales les debería importar que la industria automotriz, aeronáutica, aeroespacial, de telemedicina y transporte, consideren a Colombia, Brasil, o Chile, mejores espacios para instalarse por encima de México.
Menos innovación. En medio de la disrupción digital de poco sirve el desarrollo de talento y tecnología si no existen condiciones para aprovecharla. En el último Índice Latinoamericano de Inteligencia Artificial, destaca que Chile se ubica en 1er lugar en la región mientras que México se posicionó en el 5to lugar, por debajo también de Uruguay, Brasil y Argentina. La tendencia es clara, la humanidad incorpora inteligencia artificial para resolver de forma más rápida y eficaz sus problemas. ¿Están conscientes en México del retroceso que implica no evolucionar a la par de la región? Si bien la vecindad con Estados Unidos ayuda en términos de cadenas sólidas comerciales, ese atractivo podría muy pronto quedar obsoleto.
Menos ingresos. Contrario a lo que se piensa respecto a que la Secretaría de Hacienda no ajusta el costo del espectro a la nueva realidad de la región para no perder ingresos, la realidad en los últimos años es otra. Y es que dicha cerrazón le ha abierto un boquete a las finanzas públicas del gobierno federal.
Tan solo en 2019, la empresa española Telefónica renunció al espectro que tenía lo que significó que dejaron de pagar 1 mil 100 millones de pesos. Recientemente el Instituto Federal de Telecomunicaciones, que es el órgano encargado de licitar dicho recurso del Estado mexicano, advirtió que en 2024 otra empresa, la estadounidense AT&T, estaría analizando devolver las bandas licitadas para otorgar sus servicios, lo que implicaría que dejarían de ingresar a las arcas públicas 7 mil 528 millones de pesos.
No son buenas noticias que en la Ley de Ingresos el gobierno apueste, de nuevo, a perder dinero, a desconocer el contexto regional en materia de telecomunicaciones, a deteriorar la competitividad frente al nearshoring y a limitar el derecho de los ciudadanos a acceder a internet. El 2024 se asoma complicado para la innovación y desarrollo tecnológico. ¿Cuánto tiempo más durará el letargo?