vía ContraRéplica
Solo en algo coincidimos todos los seres humanos, todos tenemos madre. Ninguno, aunque parezca, la perdemos. Entre los creyentes, las que ya vuelan alto siguen entre nosotros, y entre los vivos los que tenemos la fortuna de tenerlas o de llevar el título comenzamos a jugar a la digitalización o que está nos haga tomar una nueva forma; sí, la virtual.
Empecemos con el hashtag de hoy #MadreSóloHayUna y sigamos con los hábitos y la adopción digital que dio un paso de gigante empujado por la pandemia y la inmovilidad de dos años atrás cuando todo cambió, hasta los festejos. Las especialistas Marissa Manzanilla y Jacqueline Herández, de The Competitive Intelligence Unit (TheCIU), exponen sobre el aumento de los teléfonos inteligentes (smarthphones) como el mejor regalo para mamá.
Los datos muestran que el año pasado más de 14% de los smarthphone se compraron durante mayo con motivo del Día de las Madres, en especial. Dicen las expertas en telecomunicaciones que un teléfono inteligente es el eje transversal para construir una red para las actividades diarias, tanto para las que tienen trabajo remunerado como para las que están en casa, o como parte de las acciones para ser el sustento económico familiar.
El Inegi refiere que entre el total de mujeres en México, de más de 15 años, más de 72% son madres; es decir, existen casi 36 millones de mamás en el país. TheCiu agrega que casi 99% de estas madres cuentan con un teléfono inteligente. ¡Todas tenemos celular! ¿Y cómo lo utilizamos? ¿Para qué lo queremos? ¿Para qué quieren nuestras bendiciones que tengamos uno?
Porque los equipos “telefónicos” para las mamás el año pasado fueron adquiridos en un costo promedio de más 4 mil 100 pesos, se espera que para este año la etiqueta pagada promedio alcance los 4 mil 500 pesos para obsequiar a mamá. Seguro, como dice mi vecina, “a la madre lo que pida”, y si el 60.8% de éstas hace compras en línea y 57.1% cuentan con acceso a contenido de audio y video a través de una plataforma OTT (por su sigla en inglés, servicios de audio, video, voz y datos), pues por qué negarle a ese importante sector de consumo el equipo que necesita.
TheCIU apunta que en México 76.8% de las mamás descargan aplicaciones móviles en sus dispositivos inteligentes. Dentro de sus prioridades estar en comunicación con sus seres queridos, por esto la mensajería instantánea se coloca como las principales aplicaciones descargadas (89%). Le siguen las redes sociales (87%) y por supuesto realizar llamadas (58%). Y claro, dando facilidades para los hijos a distancia, convirtiendo los días de visita, la comida del domingo con los abuelos, en una “emotiva” reunión virtual sin el olor a comida casera y los pleitos de los tíos y tías.
En el segundo bloque de preferencias de descarga de aplicaciones desde dispositivos maternos, encontramos las aplicaciones relacionadas con fotografía y video (57%), música y audio (55%) y juegos (53%).
Claro, dicen las especialistas, si a la caja del smarthphone para mamá se le agrega “una tarjeta para suscribirse en su plataforma de streaming favorita para sus descargas cotidianas de audio, video y gaming sea un regalo por demás apreciado por ellas” -digo yo- ya sabrán el nombre del hijo favorito.
Y si quieren saber cuáles son las aplicaciones favoritas entre ellas, el análisis de TheCIU señala que cubren una amplia gama entre aplicaciones de educación (30%), compras (27%), GPS (23%) y negocios y finanzas (14%). “Así, para las mamás más exigentes la compra de un curso virtual en sus intereses predilectos podría ser un regalo original, a la vez de útil”, eso sí lo dicen las analistas.
Y no menos importante, si quieren saber sus preferencias en marcas, el estudio publica qué Samsung lidera con 37.1% el mercado, en la segunda posición se encuentra Motorola con 22.4%. Ambos fabricantes con un fuerte enfoque de mercado en la gama media, lo que les permite seguir siendo los favoritos de las madres mexicanas. El tercer lugar lo ocupa Huawei con 15.4% del mercado y en cuarta posición Apple con 9.4%; de esta última marca, un Iphone, creo que todas las mamás queremos pero por querer cubrir el papel de “abnegadas”, quizá no lo decimos -eso también lo digo yo-, también existe el consentido que nunca queremos decir.
