vía Aristegui Noticias.
El abogado que tiene a Google contra las cuerdas habla de su nuevo libro ‘Los filósofos en la era tecnológica’.
El abogado mexicano Ulrich Richter Morales está a punto doblegar a Google. Su demanda por daño moral contra el gigante tecnológico va rumbo a la Suprema Corte y de ganar la empresa tendría que pagarle 250 millones de dólares.
El origen del pleito está en la omisión de la plataforma para bajar el blog Ulrich Richter Morales y sus chingaderas a la patria, donde se difama al litigante.
Su caso podría sentar un precedente importante sobre las atribuciones que se toman este tipo de empresas, y sirve también para hablar de ética y filosofía, esto a colación de Los filósofos en la era tecnológica (Océano), un libro donde Richter Morales compara a magnates como Bill Gates o Elon Musk con los pitagóricos, con la diferencia de que los empresarios en la mayoría de los casos carecen de una vocación humanista.
¿A partir de qué reflexión concluye que los grandes millonarios e innovadores tecnológicos tienen una relación con la filosofía?
Parto de hacer un repaso por la antigua Grecia. La primera pregunta de los filósofos era ¿cuál es el origen del universo? Para algunos era el aire, el agua o el sol. Después llegó Pitágoras para decir que todo gira alrededor del número y sus alumnos, los pitagóricos, creían lo mismo. Yo pongo esta narrativa de manera analógica con los líderes tecnológicos de hoy en tanto que todos son matemáticos. Y si profundizamos más encontraremos más coincidencias. Para Pitágoras el diez es el número sagrado y una lectura de Google (Gúgle) es diez elevado al infinito. Es decir, toda esta era gira alrededor de la matemática. ¿Cómo filosofan los innovadores tecnológicos? Lo hacen a través de sus máquinas inteligentes e inteligencia artificial. Nos están cambiando la forma de convivir.
¿Esta filosofía carece de ética?
Das en el clavo por eso pregunto hacia dónde nos lleva esta filosofía. En la antigua Grecia la filosofía era para conocernos y abonar en las virtudes del ser humano. Ahora la preocupación es innovar para conquistar el mundo. Estos nuevos pitagóricos nos llevan a vivir fuera del humanismo y no a hacer un análisis interno. Por eso inicio con Pitágoras y cierro con Sócrates, quien dice “conócete a ti mismo”. ¿Por qué si desarrollamos la inteligencia artificial no impulsamos la inteligencia humana? El libro propone un debate para descubrir quiénes son los verdaderos pitagóricos: quienes desarrollan un nuevo smartphone o aquellos que tratan de conocer la máquina que es el ser humano.
¿Para usted quiénes son?
Aquellos que retoman la frase: conócete a ti mismo. Mi mensaje es retomar asuntos más humanos. Estos nuevos pitagóricos han preferido incrementar sus fortunas y hacer innovaciones tecnológicas, pero han dejado del lado al Hombre. Es momento de decirles que por ahí no va el desarrollo de la humanidad.
Al final valores como la competencia o el consumo son contemporáneos, ¿no es esto producto de la época?
Es consecuencia de olvidarnos de la naturaleza humana, pero incluso algunos como Bill Gates han volteado a la filantropía. En cambio, tenemos a otros quienes les interesa viajar a la Luna. Creo que ese es el gran debate del materialismo. A través del cambio climático o la pandemia la naturaleza nos llama la atención. No todo es la inteligencia artificial.
Usted es abogado, ¿qué puede aportar el derecho en este sentido?
Como abogado te puedo decir que los gigantes tecnológicos tratan de implementar sus propias reglas y de brincarse las de los países. Intentan usar el Estado de Derecho en su beneficio. Muchos enfrentan demandas por prácticas monopólicas, incluso ponen a funcionar a los algoritmos para censurar.
Usted mismo está en un juicio contra Google, y que por cierto parece que ganará…
Nos falta la última instancia. Google no puede soportar que un ciudadano común le diga que tiene que bajar algo de su motor de búsqueda y entonces inventa sofismas o tesis sobre la libertad de expresión, cuando nosotros estamos hablando de un blog que promueve una actividad ilícita y viola sus propias políticas. Sin embargo, ellos se erigen como los genios que imponen las reglas. De pronto hay que meternos en el pantano y decirles que no pueden ir por la vida de esa manera.
¿Hay límites para la libertad de expresión?
Cuando se trata de fake news no caben los amparos, no se pueden amparar las mentiras. En mi caso, se creó un blog que uso fotos mías sin mi consentimiento. Se me colocan leyendas como “el rey del lavado de dinero”. Incluso se me atribuye la autoría de un libro que enseña a los mexicanos a lavar dinero. Nosotros les señalamos que va contra sus propias políticas, pero Google no lo bajó a pesar de que promueve un delito. A Google se le juzga por haber sido omiso y permitir una conducta ilícita en su plataforma. Antes decían que no tenían domicilio en México para no ser juzgados, cuando lo cierto es que está en Montes Urales. Por todos lados han tratado de evitar a la justicia, pero lo cierto es que ellos son responsables de su motor de búsqueda. Google ha tropezado con muchas piedras porque no les gusta que un tribunal los sancione por ser omisos. Como es la tercera empresa más rica del mundo se le tiene que aplicar un castigo ejemplo.
¿Qué tipo de precedente podría marcar su caso?
Aquí lo más importante es que Google fue notificado. Obvio, la empresa no puede estar al tanto de todo lo que se publica, pero si se le avisa y tienen conocimiento de una reclamación tienen que hacer caso. Todo era tan simple como bajar un blog que viola sus políticas, pero lejos de eso se enrollan en que es un tema de libertad de expresión cuando está claro que no es así. Como no tomaron cartas en el asunto tienen la condena que tienen. Pero es importante precisar que las plataformas tienen que tener conocimiento de la queja para poder actuar. No hace mucho Twitter bajó la cuenta de un magnate mexicano, después analizó el caso y la restituyó. Eso es de lo que se trata, de que se analice cada caso.