Como parte de una tradición vernácula, los verdaderos dueños de TecnoRadio —el grupo que compró 36 estaciones de FM y AM pagando hasta 870 veces su valor mínimo de referencia— permanecen embozados, en el anonimato hasta que a mediados de mayo desembolsen los 268 millones de pesos ofrecidos al IFT que encabeza Gabriel Contreras… y de mientras lo único visible son representantes legales desconocidos, en una de las industrias donde los accionistas y dueños son visibles y reconocibles.
Que los representantes de Tecnoradio sean Eduardo Bañuelos Santan, René Padilla y Francisco Javier Márquez Lozano abonan tantas dudas como que a sólo unos días de llevarse a cabo la licitación de radio, el actual director del IMER, Carlos Lara, y su entonces socio Alfonso Amilpas, vendieran sus títulos a quien sabe quién y al parecer sin precio. El nombre de los socios reales, por motivos de confidencialidad, están por ahora reservados en el IFT, de donde nos aseguran no se rompió la normatividad. Empero, ese tipo de secrecía no encaja en una industria en la que el nombre de los propietarios es un valor muy apreciado por audiencias y anunciantes. Y tal secreto se caldea con versiones (sin confirmar) de que Tecnoradio es una pinza de Radiorama, de Javier Pérez de Anda, y que no habría podido participar en la licitación por un procedimiento ante el IFT, por una presunta transacción con Grupo Acir, de Antonio Ibarra, que no fue debidamente notificada.
Cuando se conozca a los dueños de Tecnoradio, esperemos no haya otra máscara debajo y la duda se disipe.
También el abasto de medicinas, debido a la falta de pago a proveedores y la falta de abasto en algunas regiones. Cuentas claras y el chocolate espeso.