David Páramo | Dinero en Imagen | 8 de Octubre 2015
Era lógico suponer que, luego de que el pleno del Instituto Federal de Telecomunicaciones fallara que no hay elementos para declarar a las empresas en torno a grupo Televisa con poder dominante en el mercado de televisión de paga, surgieran cualquier cantidad de críticas que van desde tipejos que fracasaron como servidores públicos, hasta análisis equivocados sobre lo que debe ser la competencia, pasando por aquellas voces de disque expertos del sector que más bien parece que están en una terapia para sacar sus traumas.
Esos mismos que creen que es importante en una institución quiénes votan en qué sentido, cuando lo verdaderamente relevante son tanto el resultado de la votación como el proceso a través del cual se construyó el consenso.
Fracasados exfuncionarios públicos buscan los reflectores que perdieron por su mediocridad y lloran como Hisham III, aquel a quien su madre le dijo que no llorara como mujer lo que no supo defender como hombre. Qué se puede esperar de un tipo que se esconde atrás de un bebé.
También están las que, por las grillas, quieren suplir su falta de talento y, con figuras tan ridículas como ramplonas de Houdini, tratan de dañar a la institución que deberían proteger, porque son miembros de su consejo consultivo y aspiran a ser comisionadas.
En otro sector se ubican aquellos a quienes simple y sencillamente no les gusta la competencia. MVS, fachada de Dish, ha manifestado abiertamente su posición a esta resolución porque simple y sencillamente creen que les será más difícil la competencia si no tienen una “ayudadita” del gobierno.
Esta posición es, hasta cierto punto, comprensible, puesto que se trata de una empresa de telecomunicaciones que no ha logrado superar las épocas en que no importaba el mercado sino la relación con el gobernante en turno.
Sería mucho más sano que estuvieran preocupados por otros competidores como Total Play, que no sólo están teniendo un crecimiento orgánico muy interesante sino que, además, están desplazando a Dish en su segmento de la televisión de paga.
El avance democrático y reformas fundamentales como la de telecomunicaciones han permitido que lleguen nuevos entrantes al sector que no sólo generan una mayor competencia sino que lo hacen con reglas de mercado.
NO ES SORPRENDENTE
Había, como lo planteamos con oportunidad en esta columna, indicios fundamentales de lo que sería el fallo del IFT. De entrada, en ningún país el segmento de la televisión de paga es un mercado relevante.
Más allá, le adelantamos en esta columna que había dos temas que analizaban con todo cuidado los miembros del pleno del IFT: si realmente Televisa tiene poder de fijar los precios. Como demostró el estudio que publicamos el lunes en este espacio, la realidad es que no existe tal poder.
El segundo de los puntos es si había barreras de entrada. Durante mucho tiempo, Dish y la extinta Cofetel aseguraron que el tener en exclusiva la programación de la televisión abierta era la gran barrera de entrada. Con la reforma a las telecomunicaciones se acabó con ese pretexto.
Por cierto, sería bueno que los mismos que hablan de la muerte de la televisión abierta dejaran de llorar por sus contenidos que, como se demuestra en estudios como los más recientes de Ernst and Young o IBOPE, en el sentido de que la gente prefiere ver estos contenidos por cualquiera que sea el canal de salida, lo que abre las puertas para que nuevos entrantes como Grupo Imagen Multimedia tengan una gran expectativa de mercado y negocio.
Lo más relevante es que los miembros del pleno del IFT determinaron, con datos propios y del INEGI, que la competencia en el sector de la televisión de paga se está dando de una manera efectiva a través de esquemas que benefician a los consumidores; que no hay barreras de entrada que limiten la inversión de los nuevos entrantes.
Que existe un poder, incluso de empresas locales y pequeñas, para evitar que el más grande pueda fijar precios unilateralmente.
GANÓ EL MERCADO
Si se ve, fuera de traumas e intereses mezquinos, la determinación del organismo que preside Gabriel Contreras va en línea con generar un entorno de mayor competencia en favor de los consumidores, en la que se reconoce que grande no necesariamente implica monopolios.