La historia de las telecomunicaciones no está exenta del olvido selectivo. Constantemente nos encontramos inundados con apuntes supuestamente históricos que están errados. La primera impresión puede ser que es un mal menor, que realmente no se hace ningún daño.
Mi visión ante la historia es un poco distinta. Yo prefiero los datos concretos, las fechas exactas, las narrativas directas de los protagonistas para de esta forma poder entender el contexto de la realidad en la que se tomaron las distintas decisiones. De lo contrario, podemos pecar en la arrogancia que alimenta el presente al contemplar el pasado.
Entre los ejemplos de cómo la memoria del sector de telecomunicaciones está desquebrajada, quiero enfocarme en un tema de actualidad citado frecuentemente por los diversos actores del sector. Me refiero a los operadores móviles virtuales o MVNO (por su sigla en inglés).
Primero me gustaría aclarar que el primer MVNO que se lanza en el mundo no fue Virgin Mobile en el Reino Unido en 1999. La creación de los MVNO data casi de una década antes, cuando en 1990-1991 varios operadores de redes contrataron capacidad para incluir servicios móviles en su cartera de servicios. Lo que Virgin Mobile en el Reino Unido sí logró es ser el primer gran caso de éxito del modelo de operador virtual.
Para entender el logro de esta empresa hay que prestar atención al contexto de la época en el que la gran mayoría de los MVNO no eran exitosos. Los iniciales porque atendían un nicho de mercado reducido y limitado a usuarios de alto ingreso (la modalidad de prepago celular apenas se inventa en 1995), los niveles de penetración móvil rondaban en cerca de 50% de la población y el servicio a ser ofrecido no necesitaba mucha explicación: voz.
A estos parámetros, hay que sumarle que el negro historial de los MVNO en Europa contribuyó a que Virgin Mobile lograra contratos de capacidad envidiables en la época. Luego la empresa, de forma brillante, logró explotar sinergias y apelar a nichos específicos de mercado para romper el monótono acercamiento a los clientes que tenían los operadores móviles de finales de siglo pasado.
El éxito de este MVNO británico dio paso en América Latina a una fase de gran expectativa sobre la proliferación de este modelo de negocios en el 2000-2001. El crecimiento de los MVNO en EU años más tarde dio lugar a la segunda fase latinoamericana de gran expectativa 2005-2008. En ambas ocasiones, la esperada disrupción del mercado por los MVNO no ocurrió. La aventura de los MVNO en América Latina la protagonizaron de forma explícita COTAS Móvil en Bolivia y Azteca Móvil en México, ambas operaciones ya desaparecidas; sin embargo, la compra de capacidad por parte de una empresa para que otra ofreciera servicios móviles bajo otra marca se observó en Brasil y Uruguay antes de que los operadores en esos mercados accedieran de forma directa a una concesión de espectro.
Nuevamente, el contexto es importante para detectar que funcionó y que no tuvo éxito. Nichos sobredimensionados, contratos draconianos y falta de espectro surgieron como los protagonistas del debate en un momento histórico que aún contaba con bajos niveles de penetración y la voz como principal servicio.
Si nos transportamos 10 años al presente, encontramos un mercado donde los operadores han aprendido que el dinamismo es necesario en una industria que relega de los servicios de voz y cada vez más se enfoca a vender contenidos. En este nuevo contexto, los niveles de penetración son altos, el perfil del usuario más sofisticado y es datos el servicio a vender.
Considero que nos encontramos en la tercera fase de gran expectativa sobre el crecimiento disruptivo de los MVNO en América Latina. Quién sabe, tal vez la tercera si es la vencida.