2018-11-30
Se han encendido los focos rojos en el mercado bursátil.
Literalmente, ahora sí, estamos a horas del inicio de la nueva administración, denominada “Cuarta Transformación”.
Empezando diciembre, con un acto formal, terminará la larga tradición de la banda presidencial de parte de Enrique Peña Nieto a Andrés Manuel López Obrador. Este acto, otrora representativo de un comienzo, en esta ocasión será un final. Lo anterior, ya que desde hace meses se han palpado cambios notables en la percepción de los mercados por el muy particular actuar, ciertamente refrescante, de nuestro próximo gobernante.
La obsesión por la consulta popular, el aparente desorden de un legislativo totalmentecontrolado y la vernácula forma de comunicar en México, y en el extranjero, actos tan trascendentes como desahuciar la ilusión de contar con el “aeropuerto más moderno y grande del mundo”, ubicado en el centro de una zona lacustre, Texcoco, han generado altas y bajas en las percepciones de los inversionistas nacionales y extranjeros.
Lo que se ha expresado al día de hoy por parte de los poderes Legislativo y del futuro Ejecutivo, sin embargo, se ha vuelto preocupación.
Tan es así, que se han encendido focos en los mercados bursátil y cambiario.
Entonces, hoy, empieza a reverberar en la mente de propios y extraños una incógnita que en la torna-boda de la democracia no se había materializado, con un enfoque muy claro, cuál será el devenir y alcance de las reformas estructurales, de sus instituciones ad-hoc, y del destino del capital de inversión, mayoritariamente extranjero, que se postra en las economías más competitivas, con mejores rendimientos y alineadas con los intereses de los grandes capitales.
El tema no es menor, ya que los sectores de la economía más pujantes requieren de grandes inyecciones de capital y visión de negocios.
Tan es así, que el sexenio de Peña Nieto, hoy pésimamente calificado en nuestra característica proclividad a la visión de corto plazo, será juzgado en décadas futuras si las reformas que se pusieron en marcha en materia de telecomunicaciones, financiera y energética, se mantienen y generan el arribo de grandes capitales de inversión extranjera.
En este orden de ideas, la inversión en telecomunicaciones se habilitó en forma importante para recibir estos capitales.
En todo el sector, que incluye todo tipo de transmisiones de voz, datos y videos, alámbricas e inalámbricas, terrestres y satelitales, se permitió desde mediados de 2013 al reformar la Carta Magna, una participación al 100 por ciento de capital foráneo (con excepción de la radio y la tv de señal abierta, que permite la participación extranjera de hasta un 49 por ciento).
A la posibilidad legal, no obstante, se deben sumar condiciones de certidumbre que convenzan a los inversionistas de preferir a México respecto de otros mercados emergentes. Al tiempo.